Los magostos afrontan este miércoles su día grande -11 de noviembre, San Martiño, patrón de Ourense–, el más raro de las últimas décadas, condicionado por las restricciones del covid que, por un lado, impedirán a los residentes en la ciudad salir fuera de su comarca, y, por otro, impedirán a vecinos de otras comarcas acercarse a la urbe.
Al mismo tiempo, continuará vigente la restricción de reuniones de no convivientes en 10 concellos.
Para evitar estas reuniones, la Policía Local tendrá una vigilancia especial en Montealegre –tradicional punto de encuentro de la juventud cada 11 de noviembre– y en la periferia, donde se suelen realizar magostos otros años. Las asociaciones vecinales no han convocado este año ningún tipo de celebración en este sentido, cumpliendo a rajatabla la normativa vigente.
Sin encuentros
Las autoridades sanitarias insistían ayer en pedir a la población que "non se bote ao monte" y que adopte" as medidas de protección e cumpra as normas evitando xuntanzas" para evitar la propagación del virus.
Este año no habrá los tradicionales magostos que organizan las asociaciones de vecinos, siempremultitudinarios, ni tampoco el que organiza el Concello en el parque Barbaña. La celebración más tradicional de la ciudad y su entorno quedarán reducida a las que se hagan en el entorno familiar, siempre y cuando todos los miembros sean personas convivientes.
Este año la fiesta y el jolgorio de otros magostos tendrá que esperar, pero el comercio ourensano se ha reinventado y ha ofrecido kits para celebrarlo en casa.
