SEGUNDO ANIVERSARIO DEL ACCIDENTE DE ANGROIS

Xunqueira de Ambía “siente aún la ausencia de Celtia y Eva"

OURENSE. 23.07.2015. OS REMEDIOS, GRAFFITI EN MEMORIA DE CAROLINA BESADA. FOTO: MIGUEL ANGEL
photo_camera Imagen del grafiti en homenaje a Carolina Besada.

Las familias de las víctimas ourensanas pasarán el aniversario alejadas de actos multitudinarios

 "Aún hoy se siente la falta de Celtia y Eva. El pueblo no se ha recuperado del todo. La pandilla que entonces formaban todos los amigos se disolvió tras el fallecimiento de ambas, ya que ellas eran, de alguna manera, como las lideresas del grupo. Perdieron aquella alegría y las ganas de hacer cosas, se fueron dispersando. Ahora llegan otras generaciones". De esta manera resume el alcalde de Xunqueira de Ambía, José Luis Gavilanes, una de las consecuencias que aún se deja sentir en la localidad tras el fallecimiento de Celtia Uxía Cabido, de 21 años, y su prima Eva Pérez, de 24, en la noche del 24 de julio de 2013, cuando  el tren Alvia  que las llevaba a Santiago se salió de la curva en Angrois. En el siniestro fallecieron 80 personas, entre ellas otras dos ourensanas:  Carolina Besada y Ana Álvarez y más de 140 personas quedaron heridas, de las que aún arrastran las secuelas, físicas o emocionales.


Dos años después, las familias de las víctimas mortales aún intentan entender la ausencia y encontrar alguna explicación a lo sucedido, y además, poder pasar el aniversario lejos de focos y actos multitudinarios. "No se va a hacer ningún homenaje, ni nada público. Las familias no quieren, prefieren la intimidad e intentar pasar página", explica Gavilanes. Tampoco en Melias habrá ningún acto para recordar la tragedia. 
"Habrá una misa mañana y nada más", indica el alcalde de Xunqueira de Ambía, quien recuerda la larga noche del 24 al 25 de julio en Santiago, acompañando a las familias y sin saber  hasta las doce de la mañana que había sucedido con ambos. "Fueron de las últimas en ser identificadas, hasta las doce de la mañana estuvimos esperando. Mientras no daban sus nombres, la esperanza la manteníamos de que estuvieran vivas. Pero al final no pudo ser, fue una noche durísima  y todo se rompió cuando fueron identificadas", recuerda Gavilanes, quien supo sobre las once de la noche que estas vecinas, una de ellas hija de un íntimo amigo, estaban en el tren siniestrado, "y allí me fui para estar con la familia".


Asegura que el siniestro afectó muy directamente a la localidad, "eran una familia muy numerosa, prácticamente la mitad del pueblo tenía algún parentesco. Se trataba de gente muy activa".
Este segundo aniversario, para ellos, sólo será un día más de ausencia.

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