Aditivos alimentarios y salud infantil

Los ultraprocesados ​​son la principal fuente de aditivos  en la alimentación  y su consumo  se da desde la infancia

Los aditivos alimentarios son sustancias que se agregan intencionalmente a los alimentos con fines tecnológicos. Los estudios de consumo alimentario indican un aumento en la compra de alimentos procesados para consumo desde los primeros meses de vida. En países como Brasil, los refrescos, las bebidas industrializadas a base de frutas, los snacks, los dulces, los chocolates, los embutidos, los panes y las galletas se encuentran entre los alimentos más consumidos por los niños. Estos alimentos suelen contener cantidades importantes de azúcar, grasas y sodio, y muchos de ellos contienen aditivos alimentarios.

Los criterios para la ingestión y el uso de aditivos en los alimentos procesados ​​están establecidos en todo el mundo por el Codex Alimentarius, un programa de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). El comité de expertos de la FAO/OMS (JECFA) analiza y discute datos de estudios científicos sobre toxicidad y seguridad de aditivos y, en base a estos datos, establece dos valores para cada aditivo alimentario, Así, la IDA (ingesta diaria admisible) recomendada por el Codex Alimentarius es, en promedio, 100 veces menor que la cantidad que se considera segura o de baja toxicidad en estudios científicos.

Un equipo científico de la Universidad de Santa Catarina (Brasil) ha hecho una revisión sobre el consumo de aditivos alimentarios en la edad infantil y las posibles consecuencias para su salud. 

En sus resultados destacan que los datos existentes sugieren que los aditivos tienen un mayor potencial tóxico en los niños, considerando que el peso corporal en este grupo de edad es menor que en los adultos.

Encontraron 22 estudios, realizados en 21 países, que analizaron el consumo infantil de seis clases de aditivos: colorantes, conservantes, edulcorantes, antioxidantes, emulsionantes y estabilizantes. En 16 estudios, al menos 1 aditivo tuvo un consumo estimado por encima de los límites de seguridad.

Kraemer y colaboradores indican que en este escenario en el que la literatura apunta a un riesgo para la salud de las personas y, en particular, de los niños, el deber de protección debe ser aún mayor, con absoluta prioridad. Considerando pertinente un debate técnico-científico enfocado en el establecimiento de parámetros específicos y más estrictos para los niños, en cuanto al consumo y toxicidad de los aditivos, así como en las diferentes fuentes (alimentos, medicamentos, productos de higiene, etc) de exposición a estas sustancias.


Ref: Kraemer y col. Aditivos alimentarios en la infancia: una revisión sobre su consumo y consecuencias para la salud. Rev Saude Publica. 2022; 56:32.  doi: 10.11606/s1518-8787.2022056004060. Colección electrónica 2022.

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