La reciente actualización (2020) de las Recomendaciones Dietéticas para la población española, plantea como adecuado un consumo de entre 4 y 6 raciones al día de cereales preferiblemente integrales. En cuanto a recomendar el consumo de uno en concreto, lo realmente interesante es optar por un cereal integral y a su vez acompañar de una dieta en base a una gran variedad de alimentos sin procesar o mínimamente procesados, equilibrada en todos los grupos de alimentos. El mensaje principal es consumir cantidades adecuadas de granos de cereales (preferiblemente integrales), verduras y frutas con una ingesta moderada de grasas, azúcares, carnes, bebidas calóricas y sal.
Los cereales son una de las principales fuentes alimentarias de energía por contener comparativamente más hidratos de carbono que otros grupos de alimentos. Es un conjunto extenso de productos alimenticios, conformado por granos comunes como el trigo, el arroz, la avena, el maíz, la cebada, el trigo sarraceno y el centeno, y por otros cereales menos conocidos, como el triticale, la quinua, el teff, el amaranto, el sorgo, el mijo, la espelta y el kamut.
Los cereales integrales o granos enteros proporcionan hidratos de carbono y además una amplia gama de nutrientes, que incluyen vitaminas, minerales, fibra y fitonutrientes.
Los cereales refinados, a los que se les ha quitado el salvado y el germen mediante la molienda, proporcionan todos los carbohidratos sin apenas ninguno de los nutrientes que se encuentran en los cereales integrales. A menudo se procesan y envasan con grandes cantidades de grasa y sal para hacerlos más apetecibles, menos saciantes y fáciles de consumir, llevando a muchas personas a comerlos en exceso.
Por lo general, la cantidad necesaria de hidratos de carbono depende del nivel de la actividad física. Si se realiza actividad física frecuente, será adecuada una ingesta moderada de hidratos de carbono, si por el contrario, la actividad es sedentaria, hay problemas para regular el azúcar en sangre o se necesita bajar de peso, la recomendación se encamina hacia una ingesta más bien baja de carbohidratos.
Los cereales integrales pueden compartirse en la dieta con otros alimentos hidrocarbonados como legumbres, frutas, calabaza, patata y boniato por ejemplo. Podrían obtenerse todos los carbohidratos necesarios, además de mucha fibra y una amplia gama de fitonutrientes beneficiosos.
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