Certezas e incógnitas

Hace apenas unos meses, nadie pensaría que en pleno siglo XXI, la ciencia debería enfrentarse a una pandemia de dimensiones planetarias como la covid-19, provocada por el coronavirus SARS-CoV-2. A medida que evoluciona vamos conociendo más detalles de esta enfermedad, si bien es cierto que todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Se ha conseguido descifrar el genoma del virus causante y su secuencia genética, fundamental para saber a qué nos enfrentamos. Sabemos cómo se disemina, a través de las secreciones expelidas desde las vías respiratorias de los infectados, sintomáticos o no, así como por el contacto con sus fómites. Hemos comprendido su período de incubación, sus síntomas más característicos, su especial agresividad contra nuestros prójimos más susceptibles, enfermos crónicos y personas mayores, aunque también puede provocar graves problemas en sujetos más jóvenes y aparentemente sanos. Sin vacuna ni tratamiento específico, el empleo de algunos fármacos antivirales (como el remdesivir), los corticoides (dexametasona), las heparinas de bajo peso molecular y el suero de convalecientes (con valiosos anticuerpos específicos) está acortando el periodo de recuperación y mejorando la supervivencia de los afectados. Asimismo, las evidencias parecen demostrar la adquisición de una inmunidad duradera frente a esta enfermedad, tanto para la mayoría de los infectados como en los primeros estudios experimentales con las vacunas en desarrollo. Hasta su uso generalizado, las medidas preventivas son el arma más valiosa para evitar la propagación de la pandemia: cuarentena, mascarillas protectoras, distancia social, higiene de manos y responsabilidad individual. A pesar de todo, el futuro continúa siendo muy incierto, pues esta crisis sanitaria va acompañada de una alarmante recesión económica y sus inquietantes consecuencias sociales. Por último, queda esperar por las complicaciones patológicas crónicas que dejarán secuelas en muchos de los pacientes recuperados, algunas muy costosas y de complicada resolución. Nuestra esperanza está en la ciencia y en nuestra capacidad de superación como humanos, vencedores de otras terribles pandemias a lo largo de la historia, con grandes penas y sacrificios.