Sentirse bien

La conexión con el corazón

Una mujer junta sus manos a la altura de su corazón.
photo_camera Una mujer junta sus manos a la altura de su corazón.
Anotaciones sobre el centro energético del cuerpo sutil, llamado anahata en la India y Dan-Tien medio en el taoísmo.

Anteriormente me he referido a la conexión con los dos grandes polos que rigen nuestra existencia entre el yin y el yang. Pero existe un tercer centro energético situado en el centro del plexo solar, en el centro del diafragma, próximo al corazón, pero que no se trata del corazón propiamente dicho, sino del centro energético del cuerpo sutil, llamado anahata en la India y Dan-Tien medio en el taoísmo.

Este centro energético es neutro en cuanto a que no tiene polaridad alguna, y se encuentra entre dos polaridades contrarias, sin embargo, es sumamente importante en la vida del ser humano, porque irradia la energía del amor, tanto del amor ordinario en estado normal, como el extraordinario del místico, si el iniciado ha llegado al correspondiente estado de conciencia. De todas formas, según el taoísmo su energía no solo proviene del chi original o prenatal si no también del aire y de los alimentos, que es un chi adquirido o postnatal por lo que, en el estado normal, puede convertirse en una energía turbia, lo cual nos explica como muchas veces el amor normal se convierte en desamor, e incluso algunas veces en odio.

En la Alquimia Interna china del taoísmo y en la medicina tradicional china, se le considera el centro energético de las emociones por excelencia, de modo que cuando el chi asciende desde el Dan- Tien inferior y llega hasta él, todas las emociones quedan mucho más regularizadas. Además, también se le considera centro de todo el psiquismo y de la intuición, naturalmente tanto más cuanto más desarrollado y puro esté, por eso hablamos a veces de tener una “corazonada”, lo cual no quiere decir que siempre acertemos, sobre todo si lo deseamos innecesariamente, como suele ocurrir ordinariamente.

Así como los dos centros energéticos anteriores, tenían su correspondiente órgano o glándula correspondiente en el cuerpo físico, el Dan-Tien medio también tiene el suyo, es el corazón, por lo que este órgano se ve afectado por las emociones principalmente, a no ser que estas estén regularizadas por un nivel superior de consciencia. De todas formas, la naturaleza nos ha protegido el corazón, con un tejido fibroso que lo envuelve llamado pericardio, a fin de prevenir en lo posible los embates de las emociones muy fuertes. Las emociones son una fuente de energía y en la mayoría de los casos dirigen nuestra conducta. Sin embargo, sobre todo si son negativas, inmovilizan un exceso de energía en determinadas zonas, bloqueando así que ésta fluya adecuadamente, para mantenerse con buena salud.

En la religión cristiana, basada en el amor, al que da el nombre de caridad, o en la budista que llama a este amor compasión, este centro es naturalmente el más excelente. Por él, el místico llega a la meditación profunda o auténtica, fusionándose con la divinidad, mientras que el meditador auténtico, puede llegar también al amor incondicionado a través de su continua meditación.

Para el taoismo, en la persona normal el corazón y la mente forman una unidad, que es la que primero siente cualquier estímulo. A medida que la mente se vaya relajando, el “corazón” puede llegar a percebir mejor la autentica realidad y no solo la aparente. Como decía Pascal: ”El corazón tiene razones que la razón no comprende”. Mi interpretación es que el corazón intuye directamente sin necesidad de razonar, en la medida en que la persona, es de corazón más puro. Pudiendo llegar incluso a la clarividencia. Esta persona amará a otra tal como es, y no como le gustaría que fuera.



El sedentarismo afecta al 19,4% de la población adulta

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El sedentarismo, uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, afecta al 19,4% de la población adulta española, porcentaje que se eleva al 22,4% en el caso de las mujeres, según los resultados de una encuesta. La falta de sueño (36,2%) y el sobrepeso (33,8%) son los dos principales factores de riesgo que presentan los españoles mayores de 16 años, seguidos de la hipercolesterolemia (22,8%) y la hipertensión (22,2%). Al sedentarismo le siguen el estrés (17,4%), la obesidad (16,7%), el tabaquismo (15,9%) y la diabetes. En el caso del sedentarismo, es uno de los factores en los que se observa una mayor diferencia entre hombres y mujeres (16,2% frente a 22,4%), aunque muy por detrás del estrés, que afecta al 12,7% de los varones y al 21,8% de las mujeres.

 

 

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