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Dieta de transición tras una cirugía biliar

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El hígado produce bilis que ayuda a digerir y absorber las grasas y vitaminas liposolubles de los alimentos. Cuando comemos, este líquido, almacenado en una especie de bolsa (vesícula biliar) se libera al intestino para digerir las grasas. En ocasiones, ciertos componentes de la bilis como el colesterol, se acumula en la vesícula o en los tubos biliares, tupiendo o formando piedras. En la mayoría de los casos, el cálculo biliar es asintomático, pero cuando no lo es, se extrae la vesícula.  

Después de una cirugía de extracción de vesícula biliar se producen modificaciones de la función digestiva. Durante el proceso digestivo el hígado ahora vierte la bilis directa y continuamente al intestino, situación que en ocasiones provoca ciertas molestias e incluso efecto laxante durante las primeras comidas. En este escenario transitorio, lo más recomendable es mantener una alimentación que facilite la recuperación de la función digestiva. Debe procurarse lo más pronto posible, tuna dieta muy próxima a los hábitos y costumbres de alimentación cotidiana, con un seguimiento y control del grado de tolerancia a los alimentos. 

Algunas de las indicaciones dietéticas más importantes para reducir las molestias y conducir hacia una buena digestión alimento, incluye:

1. Limitar los alimentos grasos. Elegir con preferencia cocciones al vapor, plancha, y cocido. Es necesario que las comidas contengan cantidades discretas de grasas y aceites al menos durante las dos primeras semanas después de la cirugía para evitar ciertas complicaciones (diarrea, dolor abdominal, gases, etc.) La bilis disponible en este momento para la emulsión de las grasas, es menor, poco concentrada y por consiguiente  menos eficaz en la función digestiva.  

2. Aumentar la fibra soluble lenta y progresivamente. Es preciso adecuar la fibra soluble en la dieta de continuación pero también lo es, hacerlo paulatinamente. La cantidad de fibra ayuda a normalizar las deposiciones. Añadir cereales como avena o cebada mejora el aporte de este tipo de fibra.  

3. Comer raciones reducidas y frecuentes de alimentos. Viene muy bien ajustar la cantidad de alimento a la cantidad disminuida de bilis. Esto permite digerir el total de la grasa de los platos consumidos, evitando remanentes que retardan y hacen la digestión más pesada. 

Alimentos recomendados: frutas sin piel, legumbres trituradas, carnes magras, pescados blancos, lácteos desnatados, pan, arroz, harinas refinadas, aceite de oliva en crudo. 

Alimentos a evitar: salsas, frutos secos, carnes grasas, embutidos, pescados azules, yema de huevo, aceites de mala calidad, mantecas, nata, especias, picante, café y mostaza.

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