Reconociendo las pruebas científicas cada vez más numerosas de que la ingesta insuficiente de frutas y verduras es un factor de riesgo fundamental de varias enfermedades no transmisibles, la FAO y la OMS pusieron en marcha la iniciativa 5 al día para promocionar el consumo de frutas y verduras como parte de la estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud.
Cinco al día es la ración mínima de consumo diario de frutas y hortalizas frescas recomendada por la comunidad científica en una dieta saludable.
Según la OMS la baja ingesta de frutas y hortalizas ocasiona 1,7 millones de muertes al año, en su mayor parte por enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes.
Debido al beneficio para la salud, se recomienda comer 600 gramos de fruta y verdura al día. Este valor se traslada a una pauta práctica de consumo de al menos 5 raciones entre frutas y verduras.
La meta general de esta iniciativa es fortalecer, promover y proteger la salud en el contexto de una dieta saludable, orientando la elaboración de medidas sostenibles a nivel comunitario, nacional y mundial, con la finalidad de reducir el riesgo de enfermedades crónicas mediante el aumento del consumo de frutas y hortalizas.
Las intervenciones dietéticas sugieren que cuanto mayor es la ingesta de frutas y hortalizas, menor es la incidencia de enfermedades crónicas.
Según la Encuesta Nacional de Ingesta Dietética Española (ENIDE), el consumo medio diario de fruta y verdura es de 489 gramos, 111 gramos por debajo de la recomendación, no obstante, el 54% de los adultos no toman a diario hortalizas y un 11% de la población entre los 5 y los 24 años toman fruta u hortaliza menos de una vez a la semana o ninguna.
Existe una evidencia rotunda sobre la ingesta alta de frutas y verduras en la reducción significativa del riesgo de accidente cerebro vascular en adultos. Este consumo además, se ha asociado a una menor mortalidad de la enfermedad cardiovascular (ECV). Aumentar su ingesta diaria de 3 a 5 raciones disminuye un 26% el riesgo de padecer un accidente cerebro vascular.
Si bien no se conocen del todo los mecanismos mediante los cuales este consumo de frutas y verduras se relaciona con los beneficios descritos, sí se sabe que sus componentes no tienen igual efecto por separado. Con las interacciones sustitutivas y sinérgicas entre diferentes grupos de alimentos y nutrientes, las recomendaciones dietéticas para la prevención de las ECV deben centrarse más en patrones dietéticos saludables que en nutrientes individuales.
La disminución del riesgo podría deberse al alto contenido en sustancias bioactivas protectoras como sustancias carotenoides, esteroles vegetales, fibra, vitaminas, entre otros; o bien a los nutrientes que no aportan y que en exceso aumentan el riesgo de mortalidad, tales como azúcares libres, sal y grasas saturadas y trans.
El Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) considera que los alimentos transformados, por su contenido real o por su frecuencia de consumo, son en muchos casos la principal fuente de sal y azúcares. En este sentido, para algunos investigadores, la ingesta de frutas y hortalizas desplazaría el consumo de alimentos altamente procesados, o incluso reflejaría un bajo consumo de alimentos transformados.
Una ingesta adecuada de frutas y hortalizas también se ha asociado a un menor padecimiento de sobrepeso y obesidad. De hecho, este grupo de alimentos son un activo muy accesible que contribuya a mejorar la salud pública y a promover un estilo de vida saludable, que además puede ayudar a abordar los principales retos medioambientales.
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