El extracto de hiedra es muy apreciado en herboristería, farmacología y cosmética
La hiedra, en gallego “hedra” o “areira”, es una planta perteneciente a la familia de las Araliáceas, con especies diversas. La más común, la Hedera hélix, resistente y de crecimiento rápido, está muy difundida, y aunque la podemos encontrar reptando por el suelo, normalmente la vemos trepando árboles, rocas, paredes o vallas.
Etimológicamente el nombre hedera deriva del latín y significa “trepar, adherirse” y helix del griego y significa “torsión, vuelta”.
A lo largo de sus tallos, semileñosos y flexibles en las plantas jóvenes y leñosos en las adultas, pueden observar pequeñas raíces que se anclan en el soporte por el que sube. El color de sus hojas, simples o lobuladas, alternas, brillantes, va desde el verde oscuro al verde claro. Las flores, que florecen en septiembre y octubre, y permanecen durante todo el otoño, son pequeñas, de color verdoso amarillento y agrupadas en espigas terminales. Es una planta melífera, ya que su néctar es una importante fuente de alimento tardía para abejas y otros insectos. Sus frutos son bayas pequeñas y carnosas, verdinegras, que maduran en la primavera. Aunque en general tanto las hojas como los frutos son venenosos para los seres humanos, estas bayas son muy apreciadas por las aves, que tras comerlas dispersan las semillas, contribuyendo así a la expansión de la planta.
El extracto de hiedra es muy apreciado en herboristería, farmacología y cosmética, por sus propiedades tonificantes y anticelulíticas. Además, se usa en la elaboración de productos contra la retención de líquidos y para el cuidado del cabello. Antiguamente, en algunas zonas de montaña de mi Italia natal, los paisanos usaban las hojas hervidas con lana como tintura artesanal, confiriéndole una coloración amarillo oscura, casi ocre, o también para reavivar la coloración de los tejidos negros. Las cenizas que se obtienen de quemar las ramas son un buen limpiador de plata. Asimismo, el líquido obtenido de hervir hiedra en agua durante varios minutos es un buen líquido lavaplatos.
A pesar de lo que ordinariamente se cree, no son plantas parásitas; sin embargo, al cubrir los troncos de los árboles, sin resultar muy dañinas, pueden inhibir la fotosíntesis del árbol al privarlo de la luz. Son muy valoradas para la cobertura de muros, paredes de casas y balcones, aunque, puede causar daños según los materiales usados en la construcción del edificio. Hay que tener especial cuidado de que no alcancen los tejados, ya que pueden levantar las tejas.
En la cultura celta, por ser una planta de hoja perenne y por su longevidad, estaba asociada a la inmortalidad. En la mitología griega y romana, las coronas de hiedra eran atributos de los dioses del vino Dionisio y Baco. Además por el modo en que se entrelaza con los troncos, es imagen de fidelidad. Por ello, ya en la antigua Grecia se coronaba a los nuevos esposos con coronas de hiedra. Se usa frecuentemente en los banquetes matrimoniales y en el ramo de flores de la esposa.
Cuando en una noche de Navidad, tras mi peregrinación a Tierra Santa, organicé en el pueblo de Greccio, la representación viviente del nacimiento de Jesús, con la ayuda del señor y amigo Giovanni Velita, y la participación de todo el pueblo, usamos ramas de hiedra para la ambientación del pesebre. De ese primer evento, nació la tradición de los belenes. Y aun hoy, cuando se hacen los “nacimientos” en casas, iglesias o lugares públicos se usa esta planta para ornamentar el portal de Belén. Y en las semanas anteriores a la Navidad se usa para confeccionar las coronas de Adviento que se colocan en las puertas, como centros de mesa, o para hacer guirnaldas que se colocan en las chimeneas interiores de las casas.
En algunas zonas del norte de mi tierra, “Edera” (hiedra) es nombre de mujer. Su fiesta onomástica, al no pertenecer a ninguna santa, se celebra el 1 de noviembre, día de Todos los Santos.
