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Pautas para afrontar la intolerancia a la lactosa

Los quesos curados tipo Gruyére, Idiazábal o Parmigiano tienen poca o ninguna lactosa y por ello son más fáciles de digerir.
photo_camera Los quesos curados tipo Gruyére, Idiazábal o Parmigiano tienen poca o ninguna lactosa y por ello son más fáciles de digerir.
¿Qué pautas de alimentación pueden ayudarme a afrontar la intolerancia a la lactosa?

La lactosa es el azúcar de la leche y sus derivados. Podemos encontrarla en este grupo de alimentos, en algunos alimentos procesados ​​y como ingrediente en numerosas salsas, postres, y cremas. 

La intolerancia a la lactosa se debe a una disminución o ausencia de la lactasa intestinal, una enzima que descompone y digiere el azúcar de la leche. Este déficit puede ser congénito o adquirido, como consecuencia de enfermedades que afecten la mucosa intestinal. Tras la ingestión de los alimentos, si no existe suficiente lactasa en el intestino, se pueden producir los síntomas característicos de la intolerancia al avanzar por el tracto gastrointestinal la lactosa sin ser reducida en partes más pequeñas. Su paso como tal al intestino grueso (donde es fermentada por bacterias), desencadena síntomas como distensión abdominal, náuseas, descomposición, calambres, etc. 

La reacción activada por esta deficiencia enzimática no involucra el sistema inmune del organismo. Existe una asociación directa entre la cantidad de lactosa contenida en los alimentos de la dieta, la cantidad de lactasa en el estómago y las alteraciones digestivas. De hecho, un plan dietético sin lactosa ayuda a las personas con intolerancia, evitando o reduciendo las molestias (diarrea, acidez estomacal, distensión abdominal, entre otros síntomas). 

Dietoterapia en la intolerancia a la lactosa: 

1.- Limitar o disminuir el consumo de alimentos con alto contenido en lactosa. Algunas personas son tolerantes a pequeñas cantidades de lactosa, otras por el contrario, necesitan eliminarla de la dieta en su totalidad. 

2.- Organizar menús con alimentos de contenido moderado en lactosa, en tomas o raciones reducidas cercanas a los 50-60 gramos de queso curado o yogures de soja por ejemplo.  

3.- Revisar regularmente empaques y etiquetado alimentario para realizar selecciones oportunas de alimentos “sin”  ó “bajo” en lactosa, y a poder ser enriquecidos con calcio y vitamina D. Es importante mantener el consumo de alimentos ricos en estos nutrientes, las leches sin lactosa fortificadas con calcio, las bebidas de soja, de avena, de arroz, y los quesos a base de soja son buenas opciones.

4.-Leer cuidadosamente las listas de ingredientes para identificar los productos con lactosa. Algunas palabras orientan sobre el contenido de lactosa, por ejemplo, leche, lactosa, cuajo, cuajada, lactitol, suero, sabor a queso, sólidos de leche con o sin grasa, nata, leche en polvo, etc. Por el contrario, los productos que contienen ácido láctico, lactoalbúmina, lactato y caseína no contienen lactosa.

Alimentos sin lactosa: Carnes, huevos y pescado. Frutas. Postres sin leche. 

Alimentos con bajo contenido en lactosa (0-2 gramos por ración): Leche de vaca tratada con lactasa. Queso curado. Mantequilla. Margarina. 

Alimentos con alto contenido en lactosa (5-8 gramos por ración): leche entera, leche evaporada, leche condensada. Helado. Yogur. Salsa bechamel. Requesón.

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