La “herba dos pitos”

Aquilegia vulgaris, herba dos pitos.
photo_camera Aquilegia vulgaris, herba dos pitos.
Por su vistosidad y belleza es utilizada en jardinería como planta ornamental

La Aquilegia vulgaris, conocida en castellano con diversos nombres, tales como aguileña, clérigos boca abajo, farolillos de San Antonio, guantes de la Virgen, manto real, y en gallego como herba dos pitos, bonetes, enxertiña, fardillos, herba pombiña, paxariños, escornacabras, etc., es una planta herbácea perenne, perteneciente a la familia de las Ranunculáceas. Está difundida en muchas regiones de Europa, Asia y Norte de África. En algunas de ellas viene considerada como una especie protegida. En Galicia encontraros dos subespecies: la Aquilegia vulgaris subsp. vulgaris y la Aquilegia vulgaris subsp. dichroa.

Su nombre podría derivar del latín aquilegium, o sea de aquam lego, es decir, “recojo agua”, por la forma de embudo de la flor a modo de recipientes de agua

Su nombre genérico tiene una etimología incierta. Para algunos autores podría derivar del latín aquilegium, o sea de aquam lego, es decir, “recojo agua”, por la forma de embudo de la flor a modo de recipientes de agua. Para otros posiblemente proviene del latín aquila, haciendo referencia a los espolones que presentan las flores en forma de garra o de pico de águila. El epíteto vulgaris hace referencia a su presencia común.

Es una planta de gruesos rizomas y tallos erectos, delgados, esbeltos y ramificados en la parte superior que puede llegar a alcanzar el metro de altura. A veces presentan un color rojizo. Sus hojas, de color verde oscuro, son de dos tipos: las inferiores, que aparecen en forma de roseta, son grandes, con un peciolo largo y divididas en segmentos más o menos romboidales de margen dentado y redondeado; las superiores de dimensiones más reducidas presentan un peciolo corto y el limbo menos dividido. Sus flores, grandes, colgantes y de color azul violáceo, presentan cinco piezas externas que alternan con otras cinco internas que se juntan formando una corola tubular; cada una está provista, como ya dicho, de un espolón dirigido hacia atrás, que le dan un aspecto característico. Sus estambres son numerosos. El fruto es un folículo pubescente que alberga en su interior pequeñas semillas negras y brillantes. Florece desde la primavera hasta entrado el verano. Crece en matorrales, prados y márgenes de agua, así como en bosques de hoja caduca, tales como hayedos, robledales, etc. En la época en la que no tiene flor puede confundirse con otra ranunculácea, la Thalictrum aquilegifolium ya que como sugiere el nombre, sus hojas son muy parecidas.

Se usaba tanto como astringente como para calmar inflamaciones

En la medicina tradicional se empleaba de distintas formas para la elaboración de medicamentos simples y compuestos. Se usaba tanto como astringente como para calmar inflamaciones. También tiene propiedades sudoríficas y diuréticas. En homeopatía viene usada como sedante y para la cura de los dolores menstruales. Para estos usos es conveniente recoger la planta en la época de floración y utilizarla fresca. Pero dado que esta planta contiene sustancias altamente venenosas que pueden producir la muerte por parálisis cardíaca o respiratoria, su uso farmacológico esta reservado únicamente a médicos y farmacéuticos. Antiguamente con las semillas se hacían perfumes afrodisíacos. Molidas y maceradas en aceite de oliva se usaban como repelente de los piojos.

A lo largo de los años. la Aquilegia vulgaris tuvo diversos significados, tales como tristeza, celos, capricho, egoísmo o abandono. También fue símbolo de la espiritualidad.

Sus flores, muy llamativas, fueron inmortalizadas por Leonardo da Vinci en “La Virgen de las Rocas” y “Baco”

Por su vistosidad y belleza es utilizada como planta ornamental. En jardinería se cultivan variedades de distintos colores. Las de color rosa están apareciendo en los bordes de los caminos de algunas zonas de Galicia.

Su llamativas flores fueron inmortalizadas por Leonardo da Vinci en los cuadros titulados “La Virgen de las Rocas” y “Baco”, que se conservan en el Museo del Louvre, en París. Asimismo, en el mismo Museo, en la obra “Retrato de una Princesa de la Casa de Este”, atribuida a Pisanello, se puede ver esta planta. En la “Adoración de los Magos”, de Hugo Van der Goes, que se exhibe actualmente en la Galería Uffizi, en Florencia, figura un florero que contiene un ramo de aguileñas. Y Bernardino Luini las plasma en su obra “Madonna del roseto”, conservado en la Pinacoteca de Brera, en Milán.

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