La incertidumbre

Muchos son  los que comienzan a practicar la meditación, pensando que les va a proporcionar todo lo que desean y además de una forma inmediata

En el libro del “Shodoka”, uno de los textos esenciales del Zen, titulado también: “El canto del inmediato Satori”, se comienza con el siguiente párrafo: “Querido amigo, ¿no ves que este hombre del satori ha cesado de estudiar y está inactivo? No intenta apartar las ilusiones ni encuentra la verdad”.

Supongo que la persona normal de Occidente interpretaría el párrafo anterior negativamente, como un fracaso para alcanzar esa alta cumbre, a la que todos aspiramos más o menos consciente o inconscientemente. Sin embargo el autor, Yoka Daishi, gran maestro que alcanzó la iluminación, que en japonés se llama satori, nos dice que para hallar esa meta ideal tan buscada, él en cambio ya “ha cesado de estudiar y está inactivo”. En mi opinión, para el iniciado son muy válidas las palabras de Jesucristo de “Buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá…”, pero en la maduración subsiguiente de todo camino espiritual, una vez que el iniciado reconoce plenamente que todo lo que hace en su búsqueda, es por y para su propio ego, en cierto modo tiene que desinteresarse de ello aparentemente, en el sentido de que así, su búsqueda ya no provenga de su ego, sino que siguiendo el principio budista de la no acción, vuelva a la incertidumbre del vacío, y la mantenga así, hasta que este vacío se convierta en un vacío luminoso, a través de la meditación continuada.

Muchos son hoy día los que comienzan a practicar la meditación, pensando que es como una varita mágica, que les va a proporcionar todo lo que desean y además de una forma inmediata, pero pocos los que la llevan a cabo de forma continuada.

Todos los que se inician en una práctica meditativa o espiritual, en general tienden a pensar que hay que llevar una vida de recogimiento, y apartarse de las ilusiones mundanas. Sin embargo, al final del párrafo mencionado anteriormente se nos dice “No intenta apartar las ilusiones…”. De nuevo, y es mi interpretación, se trata de corregir la tendencia del ego espiritual a querer apartar de si las ilusiones mundanas, lo cual es loable en el iniciado, y así debe ser al principio de la gran aventura espiritual, pero más adelante cuando el iniciado reconozca a su ego espiritual como tal, ya no tratará de apartarse de las ilusiones ni tampoco de buscarlas, pues las habrá transcendido y será libre de ellas.

Por último en el texto mencionado se nos dice “… Ni encuentra la verdad”. Sabemos que la auténtica verdad está más allá de lo que nuestra mente pudiera comprender, pues las palabras no pueden ser nunca la cosa en sí a que se refieren. Pero además tenemos al gran Lao-tse que al principio de su obra, el Tao-The- King, nos dice: “La verdad una vez expresada ya no es la verdad…”.

En mi opinión, la verdad está mucho más en una actitud interior, que en una formulación filosófica, por lo que el iluminado menos que nadie podrá nunca encontrar esa pretendida verdad intelectualizada.n

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