La meditación, fuente de serenidad

Una mujer participa en un ejercicio de meditación.
photo_camera Una mujer participa en un ejercicio de meditación.
El perjuicio quizá más extendido, es el de creer que los practicantes de ella, deben ser personas que piensan demasiado

Deshimaru, introductor del budismo zen en Europa, consideraba la iluminación, como una vuelta a la condición normal de la conciencia. Pero ¿cual es la condición normal de la conciencia? Esta es lógicamente la pregunta que nos surgiría a cualquiera de nosotros, personas cultas e inteligentes de Occidente. Necesitamos que nos definan bien las cosas para poder entenderlas, pues carecemos de la intuición necesaria para ello. En cambio el chino, por ejemplo, ya en su mismo lenguaje, mas sincrético, está más acostumbrado a ello.

Creo que todo el mundo estará de acuerdo en que la conducta humana, que en general solemos llamar normal, no es tan normal como parece, sino que por el contrario, vemos como lo que hoy deseamos mañana lo rechazamos, (inestabilidad emocional), que chocamos con el mundo, porque somos nosotros mismos los que lo hemos idealizado a nuestra manera (neurosis), que todos queremos ser amados pero nadie quiere dar amor (desamor), que muchas veces nos consumimos antes de tiempo, con una angustia anticipatoria ante eventos futuros innecesariamente, temiendo que resulten malos para nosotros, cuando el resultado es poco probable que sea así (ansiedad) y podría seguir una larga lista de incoherencias que nos caracterizan, y que aunque no queramos reconocer y casi siempre pensemos que la culpa es de los demás, o del sistema social, en el fondo sabemos, o deberíamos saber al menos, que esa dicotomía que nos caracteriza tiene su origen en nosotros mismos, y es la principal causa de nuestra insatisfacción. Pues bien, creo que esta conciencia nuestra tan normal y corriente, debería ser considerada como anormalmente normal, para distinguirse de la verdaderamente o genuinamente normal, a la que se refiere Deshimaru en aquella frase. Es decir, una conciencia estable y serena, emocionalmente equilibrada, que ve y acepta la realidad tal como es, y que puede amar a los demás tal como son y no como le gustaría que fuesen, que no se agita antes de tiempo por lo que va a pasar y que nadie sabe. Por todo ello está satisfecho con sus limitaciones humanas y no busca más nada. Otra cosa es que, aunque ellas no busquen nada, sean precisamente estas pocas personas las que más fácilmente encuentran aquello que necesitan, y también lo que todos más deseamos, que es estar satisfechos con nosotros mismos y ser así felices.

Es increíblemente cierto que estas pocas personas tan verdadera y genuinamente normales, aunque algunas veces sean reconocidas como tales, otras en cambio despierten la suspicacia o el aparente desinterés, por parte de alguna de la gente "normal". Aquellas pocas personas aceptan esta realidad aparente tal como es, por lo que no les afecta tal susceptibilidad de las personas "normales",¿ pero y a estas últimas? Solo cuando la persona sabe salir de su propia mente, de su propio ego, va a poder salir también de su particular percepción, y ser plenamente imparcial y objetivo, y por lo tanto verdaderamente normal. Por eso los maestros orientales insisten tanto en la meditación, pues esta es la mejor fuente de imparcialidad, calma y serenidad. Curiosamente, hay sin embargo, gente que también es suspicaz con respecto a la meditación. El prejuicio quizá más extendido, es el de creer que los practicantes de ella, deben ser personas que piensan demasiado, que tienden a querer complicarse la vida innecesariamente o que son un poco raros, cuando en realidad, aunque la meditación no tiene definición posible, si se parece a algo, es a todo lo contrario, pues se trata de estar ausente de pensamientos y preocupaciones, sean cuales sean. Esto no quiere decir que la meditación sea el único camino, para ser verdaderamente normal, pero sí que es uno de los más importantes, y en el caso de la meditación Zen (zazen), es el más directo de todos.

En todo caso los prejuicios de algunos hacia la meditación, van a ser de aquellos que no la practican, y como decía anteriormente, la meditación no tiene definición, porque se trata fundamentalmente de una práctica. Por lo tanto de que les vale tratar de racionalizar anticipadamente algo de lo que carecen en su experiencia. Solo por eso ya se nota su aparente" normalidad".

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