La mayoría, el 81%, defiende que los extranjeros entren en España sólo con contrato laboral

El 31% de españoles expulsaría a inmigrantes desempleados

El 81 por ciento de la población defiende que los inmigrantes entren en España sólo con contrato laboral y el 31 por ciento está de acuerdo o muy de acuerdo con expulsarlos si se quedan en paro durante mucho tiempo, mientras que el 65 por ciento está en contra, según una encuesta de la Fundación Bertelsmann. Sobre los programas electorales, el 65 por ciento asegura que tiene en cuenta las políticas de los partidos en relación con los inmigrantes legales.
Esta encuesta de ámbito nacional, efectuada en octubre con 800 entrevistas telefónicas a mayores de edad, apunta que el 89 por ciento está a favor de que las personas puedan vivir y trabajar en cualquier país, y el 54 por ciento piensa que la inmigración es positiva para España. Por el contrario, el 38 por ciento la considera negativa, el 72 por ciento entiende la inmigración como asunto de preocupación y el 67 por ciento piensa que el número de extranjeros es elevado en España, de acuerdo con el estudio.


CONVIVENCIA DE RELIGIONES

También el 72 por ciento cree que es mejor para un país que convivan personas de distintas religiones, aunque el 68 por ciento manifiesta que los inmigrantes deberían mantener sólo aquellas costumbres y aspectos culturales que no molesten a los españoles. En esta línea, el 60 por ciento cree mejor que casi todo el mundo comparta costumbres y tradiciones.

Aunque el fenómeno migratorio merece la atención de los ciudadanos, son más los que se preocupan por el paro (99 por ciento), la situación económica (97 por ciento) y política (84 por ciento) o la inseguridad ciudadana (76 por ciento). El 86 por ciento defiende que los inmigrantes tengan los mismos derechos que los demás.

La mayoría de los encuestados (95 por ciento de ellos españoles de origen) están a favor de la convivencia e integración, pues el 83 por ciento, por ejemplo, no ve impedimento en que un hijo se case con una persona inmigrante; el 88 por ciento acepta que su jefe sea extranjero; y el 72 por ciento viviría en un barrio con muchos de ellos.

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