El sistema gratuito de mensajes por el móvil puede generar adicción y numerosos problemas sociales

Alertan de los riesgos del mal uso de la aplicación Whatsapp

Dos jóvenes consultan sus mensajes de Whatsapp en sus teléfonos móviles. (Foto: ARCHIVO)
El uso indebido del servicio de mensajes Whatsapp, uno de los sistemas de comunicación a través del móvil más popular de los íltimos tiempos, puede ser peligroso, ya que resulta más adictivo que internet y deja huellas 'espontáneas y difíciles de controlar', según alertó ayer el catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa.
Saber si uno de tus contactos está en línea, cuando entró en el servicio de mensajes la última vez o si hace días que no se conecta son algunas de las averiguaciones que se pueden hacer simplemente mirando el Whatsapp, y que pueden resultar comprometedoras. Huellas que hacen que la aplicación móvil Whatsapp pueda provocar conflictos amorosos o malentendidos entre amigos si sus usuarios lo utilizan 'de forma irracional y como una herramienta de control', considera este experto.

Este servicio de mensajería también tiene su cara positiva si se utiliza de forma racional, al tratarse de una forma de comunicación gratuita, rápida y con la que se puede intercambiar fotos, vídeos y comentarios tan sólo con conectarse a una wifi en cualquier parte del mundo. Sin embargo, la escena de una pareja o de un grupo de amigos con una cerveza en una mano y con el móvil en la otra es frecuente y representa otro de los principales problemas del Whatsapp: el desinterés por la vida real, comentó ayer el experto en psicología tras impartir una conferencia en Tenerife.


PÉRDIDA DE CONTROL

El especialista pone como ejemplo de adictos a las personas que son capaces de escribir 40 mensajes entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, una anomalía que altera el transcurso normal de la vida de cualquiera que trabaje o estudie, tenga amigos y aficiones.

También tienen un problema de adicción quienes utilizan esta aplicación móvil para controlar y cuando no son capaces de charlar con otras personas sin dejar de consultar el móvil de forma constante y respondiendo a los mensajes de forma inmediata, cualquiera que sea el escenario.

La pérdida de control, una interferencia grave en la vida cotidiana -en los estudios o en el trabajo- y una dependencia constante son algunos de los síntomas que identifican a las personas que han pasado de ser usuarios del Whatsapp o de una red social a adictos a su utilización.

Poner límites horarios como si en vez de conversar por Whatsapp estuviera viendo una película de una duración determinada es el consejo que el experto da para evitar caer en las redes de la adicción. Si ya es tarde para curar este problema, recomienda una abstinencia de entre uno y dos meses para luego volver a aprender a utilizarlo de forma racional, sin que altere al estado de ánimo y las relaciones con otras personas. Asimismo, es importante saber si la persona que sufre esta adicción tiene otros problemas psicológicos de gravedad como inestabilidad emocional, inseguridad en uno mismo, incapacidad de comunicarse personalmente o una timidez extrema, agrega el especialista.

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