'Toser y cantar', con 11 temas inéditos, es el nuevo disco del madrileño

Javier Krahe: 'La palabra cantautor es muy fea'

Javier Krahe está de vuelta con 'Toser y cantar', un disco con 11 temas inéditos de un artista que no se considera un cantautor, una palabra 'totalmente instaurada pero fea', según aseguró el músico en una entrevista, en la que se define como 'un humorista que recurre a las narraciones cantadas'. 'A los 30 años decidí que quería ser cantante. Cuando se lo dije a mi señora se quedó muy extrañada y me respondió que nunca me había oído cantar. A los 35 seguía sin tener ni idea de cómo hacerlo pero lo hice', subraya Krahe, de 66 años, quien abre su nuevo disco con '2 de mayo', un irónico homenaje a su ciudad, Madrid.
'A los 30 años decidí que quería ser cantante. Cuando se lo dije a mi señora se quedó muy extrañada y me respondió que nunca me había oído cantar. A los 35 seguía sin tener ni idea de cómo hacerlo pero lo hice', subraya Krahe, de 66 años, quien abre su nuevo disco con '2 de mayo', un irónico homenaje a su ciudad, Madrid.

'Se me ocurrió el penúltimo 2 de mayo. Por debajo de mi casa pasaba una charanga y me asomé a la ventana para tomar notas', cuenta el compositor, quien buscó la inspiración en temas tan diversos como los enredos amorosos (es lo que más le divierte escribir), la ciencia ('La osa mayor') y los medios de comunicación ('La vil televisión'). 'Los de la tele te dicen que llames o mandes un mensaje como si eso fuera dar tu opinión. La gente cree que ha participado en algo pero no ha participado en nada. Igual que los políticos, quienes te cuentan que hay elecciones y que tienes que votar', advierte Krahe.

La política, sin ser una las musas preferidas de Krahe, cierra el álbum con '¡Ay, democracia!', cuya composición le resultó 'muy complicada'. 'Lo más interesante es como empieza la letra ('Me gustas, democracia, porque estás como ausente') y eso me llevó a plantearme qué pasaría si estuviera presente. Ahí tenía que decir cómo me gustaría que fuese a mí', confiesa Krahe.

'En la época de La Mandrágora -el histórico bar donde actuaba dos días por semana, igual que Joaquín Sabina- si sucedía algo o había cualquier follón se podía hacer una canción para ese día', explica Krahe, quien concluye que ahora es inútil 'utilizar referencias que inmediatamente se quedan antiguas'.

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