Con cinco hijos, seis nietos y 52 años, Juana Cepera quiere cumplir su ilusión de convertirse en ninfa del Carnaval de Cádiz en 2016
Con cinco hijos, seis nietos y 52 años, Juana Cepera quiere cumplir su ilusión de convertirse en ninfa del Carnaval de Cádiz en 2016, un año en el que, debido a las propuestas del Equipo de Gobierno Municipal, este concurso llega, más que nunca, envuelto en la polémica.
El concejal de Fiestas del consistorio gaditano, Adrián Martínez de Pinillos (Por Cádiz sí se puede) abogó por la supresión de esta figura, por tratarse de un concepto "retrógrado" de mujer objeto, y la creación del llamando 'Dios del Carnaval', que junto a la Diosa, encarnaran unos valores "carnavalescos y representativos de la ciudad y de la fiesta".
Sin embargo, la Junta Ejecutiva de Fiestas, en la que participan asociaciones y movimiento vecinal, decidió tumbar la iniciativa aunque el debate, que ya estaba abierto, animó a varias mujeres más allá de la treintena a participar en el concurso.
"Me gustaría que las ninfas tuvieran un papel más activo, representativo en los eventos sociales de la ciudad, más allá de estar sentadas en el palco del teatro", ha afirmado esta gaditana en una entrevista a Efe.
Juana no es nueva en el mundo del carnaval. "He salido cantando, me he maquillado, he cosido, he escrito, he hecho diferentes funciones y me falta ésta que me hace ilusión y no creo ni entiendo que sea una mujer florero aunque me gustaría que pudieran participar los hombres y romper con los estereotipos", ha añadido.
De hecho defiende que, como las otras 40 aspirantes, se presenta porque ha querido y haciendo uso de su "libertad como mujer".
"Intuyo que, con el estereotipo de mujer que se ha escogido en estos últimos años, ninguna persona con mi edad, o más allá de los 30, se hubiera planteado coger las bases porque ya de antemano hubiera pensado que no te iban a escoger. En principio debías ser joven y tener un buen cuerpo, afortunadamente creo que eso ha cambiado", ha asegurado.
De hecho, hasta ahora las ninfas han sido siempre chicas por debajo de los 30, seleccionadas en función de criterios como su aspecto físico, lucir el traje típico de piconera o saber bailar tanguillos.
Para quienes como Juana se presentan a este concurso en una etapa diferente de sus vidas las valoraciones "deben ir más allá de la belleza externa y debe ir más en el conocimiento de la ciudad, en el conocimiento de la fiesta que vas a representar. Conocer más profundamente el Carnaval, conocer la tierra, el entorno y que te guste".
Ella se casó muy joven, con 18 años y tuvo muy pronto a su hijo mayor, por lo que nunca pudo plantearse su candidatura. Luego vinieron cuatro hijos más y ahora, cuando el más pequeño ya tiene 18 años, cree que es el momento de acceder a la fiesta.
"No voy a dejar que me pase el tren este año", asevera.
Su marido y sus hijos la apoyan y creen que no tendría dificultad de conjugar su trabajo, dentro y fuera de casa, con esta labor.
Para ella, "la edad no es un límite" por ello considera que "el límite sólo está en tu mente, el que tenga un sueño que luche por conseguirlo y si éste es el suyo, adelante y que no se paren".
