La presencia de vegetación y espacios verdes en los núcleos urbanos aporta un sin fin de efectos beneficiosos para la salud, tanto en cuanto en el aspecto físico como en el mental. Estudios realizados por el Instituto de Salud Global han demostrado que las personas que residen cerca de espacios verdes presentan una mayor salud mental y una mejor esperanza de vida.
Para poder cuantificar las cantidades de vegetación necesarias para los espacios verdes urbanos, el profesor de ecologización urbana y silvicultor holandés Cecil Konijnendijk, creó una regla, denominada 3-30-300. Esta regla consiste en tres aspectos básicos que las ciudades deberían cumplir para poder mejorar la salud de sus habitantes.
- 3 Son los árboles que cada ciudadano debería poder ver desde la ventada de su vivienda.
- 30 Es el porcentaje de cobertura arbórea de la que debería disponer cualquier vecindario de la ciudad.
- 300 Son los máximos a los que se debería encontrar el parque o bosque más cercano con respecto a cualquier punto de la ciudad.
Los investigadores de ISGlobal confirmaron esta sencilla regla con un estudio en la que participaron 3.145 personas de 15 a 97 años.
Los beneficios
A pesar de todas las ventajas que supone la aplicación de esta regla en los entornos urbanos, esta solo se cumple en un 4,7% de las poblaciones. La importancia de la vegetación en las urbes se extiende más allá de lo que se considera a primera vista. Una localidad que cumpla la regla 3-30-300 dispondrá de un aire más sano, ya que será renovado a un ritmo mayor gracias a la densidad de población vegetal, la temperatura será regulada de forma natural, cobijando del frío en invierno y atenuando el calor en verano. Durante los temporales, la vegetación no sólo ayudará a reducir el riesgo de inundación, también ayudará a la fijación del terreno, reduciendo el riesgo de coladas de barro o desprendimientos.
A todo esto se le suma la belleza que aportan los jardines bien cuidados a una ciudad y los beneficios demostrados de los conocidos como "baños de bosque". Los baños de bosque o Shinrin Yoku, que se traduce literalmente como "absorber la atmósfera del bosque", consisten en pasear por espacios verdes rodeados de vegetación. Estudios han demostrado que estos baños reducen la generación de cortisol, la hormona que el cuerpo libera como respuesta ante el estrés, también se demostró que los usuarios de esta práctica vieron reducida su presión sanguínea. Disponer de un parque o bosque a menos de 300 metros como propone la regla 3-30-300 supondría una mayor facilidad para tomar estos baños, lo que impulsaría la realización de esta práctica entre los vecinos, mejorando su salud.
