Si ayer decíamos que hay animales que expresan sentimientos de forma muy humana, el ejemplo de este domingo, probablemente supere la capacidad emotiva de muchas personas.
La historia la protagoniza un pastor alemán, y su dueño, que vuelve a casa tras tres años de ausencia. Vale, no tiene tanto mérito como Argos, el famoso perro de Ulises que reconoció a su dueño al regresar a casa tras veinte años de picos pardos por las islas jónicas. Pero la celebración de este can supera en emotividad a la que le dispensaría al retornado cualquier otro miembro humano de su familia. Ya no hablemos del gato, si lo hubiere.
@will.i.aint_3.0 This reaction 🥺😭❤️🫶🏻🕊#breakthestigma🕊 #dogsoftiktok ♬ original sound - Will.i.aint_3.0
Todos los sentimientos están ahí. El anhelo, la incredibilidad, y el gozo desbordado, expresado como solo un perro sabe hacerlo.
El reencuentro es más significativo, si cabe, si pensamos que en términos de vida perruna, amo y mascota habían estado separados más o menos un cuarto de la vida del animal.
