El retablo mayor de la capilla de Animas vuelve a lucir en todo su esplendor

 El retablo de la Capilla de las Ánimas, obra de Manuel de Prado entre 1804 y 1814. (Foto: Lavandeira Jr.)
Tras seis meses de trabajo, hoy fue presentada la restauración del retablo mayor de la compostelana capilla general de las Animas, un conjunto escultórico de grandes dimensiones que representa la crucifixión de Cristo y que fue realizado en estuco de yeso policromado por Manuel de Prado.
La directora de esta restauración, Angeles Santiago, subrayó en declaraciones a los medios que el retablo creado por este artista compostelano a comienzos del siglo XIX es una ‘obra distinta’, ya que el estuco de yeso, que fue aplicado directamente sobre la propia pared del templo, es un material que acarrea ‘muchas dificultades de conservación ante la presencia de humedad’.

Por ello, los nueve retablos que De Prado realizó entre 1804 y 1814 empleando esta técnica que otorga relieve al conjunto presentaban ‘gravísimos problemas’ de conservación, ya que el yeso ‘estaba alterado y se había engrosado su volumen’, lo que provocaba la caída de la policromía, explicó Santiago.

Las labores de restauración de este conjunto pictórico, promovidas por el Consorcio de Santiago, se iniciaron en 2006 con el desarrollo de un estudio que permitiese valorar el grado de deterioro de los retablos -más acentuado en la pared norte del temploy poner en marcha una ‘metodología de intervención’ adecuada para repararlos empleando materiales naturales.

Se restauraron inicialmente dos de los retablos con el objetivo de que sirviesen de muestra para la elaboración del proyecto, que en 2008 fue adjudicado a la empresa avilesa Alfagía por un presupuesto de 2845.360 euros.

El objetivo de este proyecto, que se prevé esté terminado a comienzos de julio, es conservar ‘lo máximo posible’ el material original, remodelando el yeso deteriorado para luego adherir nuevamente la policromía caída, añadió.

Santiago matizó que los retablos contaban con ‘nueve o diez capas de repinte’, y apuntó que en la restauración se abogó por eliminar al menos una de ellas con el propósito de ‘dar un aspecto homogéneo’ a todo el templo una vez que el ‘aspecto grisáceo’ que presentan varias de las obras resultó ‘imposible de eliminar’.

También explicó que las labores de restauración se desarrollan de ‘dentro hacia fuera’, intentando en primer lugar recuperar el yeso original para, una vez ‘estabilizado’, adherirle la policromía caída por medio de resinas; a partir de ahí, se elimina una de las citadas capas de repinte ‘a punta de bisturí’.

Con respecto a un hipotético deterioro futuro, una vez concluyan estos trabajos, Santiago admitió que una restauración ‘nunca es una intervención definitiva’ y apuntó que ‘las obras de arte, como las casas, necesitan un mantenimiento’.

No obstante, auguró que tras el ‘excelente trabajo’ que están desarrollando los nueve restauradores de Alfagía, no habrá que ‘hacer nada’ a estas pinturas en, ‘por lo menos’, veinticinco o treinta años.

La representante de esta empresa, Dorothea Heiden, admitió que las labores de restauración del retablo mayor fueron un proceso ‘muy lento’, en el que intentaron recuperar un colorido ‘más cercano a la visión original’, eliminando para ello alguno de los repintes posteriores.

Heiden destacó que los retablos presentes en la capilla das Animas son una ‘obra muy singular’ tanto en Galicia como en el resto de España, puesto que el estuco de yeso, ya utilizado por los romanos, fue una técnica ‘muy novedosa’ en el periodo Neoclásico, que llegó a Galicia desde Italia.

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