La formación tecnológica de los padres es clave en esta tendencia, dice la profesora Manola Raposo.
La creciente implantación de las nuevas tecnologías en las aulas de colegios e institutos ha generado un debate acerca de su mayor o menor idoneidad. El empleo de internet y de productos como la pizarra digital o las tablets como herramientas para potenciar la calidad de las clases todavía cuenta con sus detractores entre los docentes y los padres de los estudiantes.
La profesora de la Facultad de Educación Manola Raposo dirigió en el Campus un curso sobre la investigación y la intervención en la educación en el que se analizaron, entre otros aspectos, las ventajas sobre el uso de tecnologías de la información en las aulas.
"Teñen os puntos fortes de que permiten crear novos contidos, compartilos e establecer unha rede de comunicación entre alumnos, pais e profesores", señala la docente universitaria, que explica que los retos todavía pendientes para la implantación de las nuevas tecnologías en las aulas son, entre otros, "os problemas de dotación de infraestruturas", lo que causa en determinadas ocasiones problemas de acceso a internet o sobrecargas eléctricas en los centros.
Además, la formación de los profesores respecto al correcto uso de los aparatos "é ampla, pero require unha maior profundización, xa que debemos pasar do usuario ao creador e ao innovador". Los padres de los alumnos, por su parte, necesitan, según Raposo, "formación respecto a principios básicos como a seguridade da infancia en internet", como son los peligros relacionados con el uso de redes sociales por parte de los menores. Y es que, según un estudio en el que participó Manola Raposo, un 26% de los niños de la provincia de entre 10 y 15 años tiene y usa con asiduidad las redes sociales, mientras que un 22% reconoce acceder a este servicio de internet con frecuencia y un 11%, a veces. Este estudio, realizado en 2012 arroja el resultado de que el 92% de los niños tiene perfil en alguna red social.
No obstante, tal y como explica la profesora del Campus, en las aulas funciona un sistema de restricción de contenidos para el acceso a internet de los estudiantes, que está regulado dentro del Espazo Abalar, con el que la Consellería de Educación regula el uso de nuevas tecnologías en los centros.
