Como firme creyente de la digitalización, considero la educación como el pilar fundamental para nuestro futuro como país avanzado. Ya no estamos en un debate sobre si la educación debe estar digitalizada o no. Esa discusión ya se terminó a finales de marzo. Hemos necesitado competencias digitales en educación y hemos sabido lo que podíamos abordar y lo que no. Una prueba de fuego que no nos hubiera gustado sufrir pero que ha puesto encima de la mesa la capacidad digital y de resiliencia a todo el sistema educativo.
Necesitamos arquitectos, educadores, entrenadores y economistas con formación digital. La necesidad es real y tangible. Digitalizar significa un cambio de cultura, pero se trata de un proceso irreversible y que no podemos eludir. No hay vuelta atrás. Si queremos ya no ser competitivos internacionalmente sino simplemente sobrevivir, la educación debe basarse en la igualdad y en la digitalización.
No cabe duda de que la educación STEAM será una diferenciación geopolítica interesante en pocos meses. El mapamundi se dividirá entre países preparados y países no preparados, países proveedores de competencias digitales y países importadores. No obstante, no quiero trasladar la idea de que el resto de estudios no sea menos valioso, siempre y cuando cuenten con capacidades digitales. Un médico o un abogado deben enfrentarse hoy en día a la tecnología, y su competencia o no en este ámbito marcará su competencia profesional global.
La demanda de profesionales de carreras STEAM actualmente supera a la oferta. Y la brecha hay que atajarla desde la educación y del acercamiento a las nuevas tecnologías desde edades tempranas. Hace unos días hablábamos en este mismo espacio del nuevo ecosistema que se ha generado entorno a los videojuegos, auténticos negocios empresariales que involucran a diversos sectores con una base tecnológica increíble. El diseño, desarrollo y producción de estos videojuegos no sería posible sin perfiles con competencias digitales creativas, artísticas, marketinianas o sobre pensamiento computacional en todas las fases de su plan de negocio.
Nuestros hijos deben tener la oportunidad, lo más temprano posible, de familiarizarse con sistemas de aprendizaje basados en el juego y asumir poco a poco, desde ahí, competencias tecnológicas. La educación debe ser la punta de lanza de la digitalización y el ritmo de enseñanza de las competencias digitales deberá ser igual o mayor al del desarrollo de la sociedad.
