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Un tatuaje, un piso y un amor invisible: la Ruta, cantera de periodistas

Sería un buen comienzo de cuento, se trata de la historia de tres jóvenes que, tras participar en la Ruta BBVA, se convirtieron en periodistas.

Sería un buen comienzo de cuento, pero todo es real; un quetzal tatuado, un piso en la madrileña calle del Pintor Rosales y un amor invisible marcan la historia de tres jóvenes que, tras participar en la Ruta BBVA, se convirtieron en periodistas.

Sin duda, la figura del intrépido reportero Miguel de la Quadra-Salcedo como creador de este programa académico-cultural en 1979 sirvió de inspiración a muchos expedicionarios que compartieron con él largas horas de viaje, charla y aprendizaje.

Ahora tres de ellos, los españoles Puerto González, Jota Abril y Guillermo Calvo comparten sus experiencias con Efe, con motivo de la celebración, en 2015, de las 30 ediciones de la otrora Ruta Quetzal o Aventura '92. Todos, de alguna manera, sintieron la llamada vocacional del periodismo a partir de la expedición.

Desde hace unos meses, González, gestora de redes sociales y redactora de las emisoras musicales de la Cadena Ser (M80, Dial, Olé, Máxima y Los 40), lleva tatuado un quetzal, ave americana que figura en el logo de la Ruta y que durante varias temporadas formó parte de su denominación, porque, para ella, aquel viaje fue "superimportante".

"Fue el momento en que decidí hacer esto sí, esto no", explica esta joven (Palencia, 1989) que participó en la edición de 2006, que, bajo el lema "A las selvas de la serpiente emplumada. Las ciudades perdidas de los mayas", recorrió Guatemala, Belice, España y México, país en el que después decidió vivir seis meses.

Estudiante de árabe y psicología y con un master en Comunicación y Protocolo, cuyo sueño es trabajar en el ámbito del periodismo social, González empezó derecho "para luchar por los derechos humanos" pero, tras un año de carrera, se dio cuenta de que lo que quería "era contar" lo que sucedía en el mundo y comenzó periodismo.

"Puerto, hiciste un periódico para la Ruta Quetzal. La única que no lo sabía eras tú" fue la frase que escuchó de sus profesores y de su madre cuando dio un giro a sus estudios, en alusión al trabajo que presentó al concurso: un periódico escrito en castellano antiguo sobre el descubrimiento en 1606 de unas islas por la Corona de Castilla.

En 2014 cubrió la Ruta como periodista y considera que esa experiencia "no es más intensa en valores, pero sí en ciertos aprendizajes". "No es lo mismo con 16 que con 25 años. Con 16 eres una esponja, los valores que adquieres, vas como a amueblarte la cabeza. Como periodista ya la tienes amueblada", agrega.

Un piso en Rosales fue el escenario de una despedida muy especial, la de varios expedicionarios de 1991, que querían apurar hasta el último instante del viaje.

"Mi hermana vivía en Madrid y me presenté en su casa con ocho o diez porque queríamos estar juntos hasta el final", explica Jota Abril (Jaén, 1975) sobre su experiencia en la entonces Aventura '92, de la que detalla que es una expedición tan especial que "se genera una relación mucho más intensa que con cualquier amigo o familiar".

El hoy popular presentador del programa "Las Mañanas", de Televisión Española, dice que desde niño sabía que tenía "don de gentes" y que debía encaminar sus pasos hacia la comunicación, pero que la elaboración de un periódico en el barco que recorrió España, República Dominicana, Venezuela y Brasil bajo el lema "Rumbo al Amazonas" supuso "un antes y un después".

"Me di cuenta de que tenía que dedicarme a esto, al periodismo, comunicar. Y no me ha ido tan mal", sonríe este comunicador en televisión, radio y eventos, admirador de De la Quadra-Salcedo, del que dice que "si hubiera nacido en otros siglos, sería algo así como Marco Polo o Colón".

Como Abril, Guillermo Calvo (Madrid, 1973) sintió la llamada del periodismo tras participar en el taller de prensa de Aventura '92. Aquella edición (1990), "Rumbo al mundo maya", recorrió España, México, Costa Rica, Panamá, Colombia y Puerto Rico.

"Hacíamos un periódico entero con las noticias del barco todos los días. Era muy digno. Las computadoras tenían una cierta forma de maquetar y por la noche imprimíamos un ejemplar para cada expedicionario", explica Calvo, quien recuerda la "gran libertad" que tenía "para caminar por cubierta durante el toque de queda" nocturno gracias al "salvoconducto" de reparto del diario.

Una década después, cubrió la ya Ruta Quetzal como periodista. Cuatro días por tierras españolas.

Y en sus fotos aparecía la mujer de su vida. Pero no la vio. En 2008, una cena ajena al mundo "rutero" los cruzó de nuevo. La expedicionaria de 2000 Natalia García y él se casaron solo nueve meses después y en la actualidad regentan una empresa de turismo activo, SUP Dreamers, en Cantabria.

"Cuando supimos que habíamos estado en la ruta, nos contamos la vida. Nos ahorramos un año de noviazgo. Era algo así como un control de calidad", explica entre risas Calvo.

Que el periodismo se basa en momentos históricos, como la guerra de Vietnam o el fin del imperio de Haile Selasie en Etiopía, de los que De la Quadra-Salcedo fue cronista, es innegable. Pero no lo es menos que también radica en ciertas historias mínimas.

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