Cientos de personas acudieron este fin de semana desde diferentes puntos para participar de la Festa da Pisa en Purdeus, una aldea de la parroquia de Chandrexa, en Parada de Sil, un evento que busca mantener vivas las costumbres tradicionales ligadas al producto de los sotos, la castaña, que seca solía ser el alimento principal en la alimentación diaria de los habitantes de Parada.
La décima edición de la Pisa da Castaña contó con la participación de alrededor de 300 personas, según subrayaron los organizadores. Esta fiesta tiene un alto valor etnográfico, ya que todo el proceso comienza 20 o 25 días antes del evento, secando las castañas en un “canizo” y moviéndolas con un “rodo” todos los días, una tarea llevada a cabo voluntariamente por los vecinos.
En este festejo se recrea de forma palpable cada uno de los pasos del proceso de secado de las castañas. La construcción utilizada para este proceso se llama sequeiro, y en este caso la vecina Amalia Fernández deja el suyo para que año tras año se mantenga viva esta tradición.
El sequeiro consta de dos alturas y tiene forma cuadrangular o cuadrada. La parte superior, conocida como caniceira o canizo, está compuesta por un solado de listones de madera espaciados a fin de permitir el paso del calor y el humo que se genera en la parte baja, gracias al fuego tibio alimentado generalmente con leña de castaño.
Después de mostrar el proceso de secado de las castañas, llega el momento del pisado. Consiste en colocar las castañas secas en un saco y golpear sobre una mesa o tronco de madera hasta separar la cáscara del fruto.
A continuación, las castañas se criban, separando el fruto limpio de la cáscara, zarandeándolo en una criba- un utensilio en forma de media luna hecho de tablas finas de madera-. Este es uno de los momentos de la fiesta más difícil de realizar.
La Festa da Pisa da Castaña en Purdeus, Parada de Sil, es un evento que no solo permite disfrutar de una festividad llena de tradición y cultura, sino que también invita a reflexionar sobre la importancia de preservar nuestras costumbres para mantener vivas las raíces culturales del municipio.
