Tres años de cárcel por intentar enviar cocaína en tren

La viajera estaba en la estación de A Rúa cuando recibió el encargo. (FOTO: JOSÉ CRUZ)
photo_camera La viajera estaba en la estación de A Rúa cuando recibió el encargo. (FOTO: JOSÉ CRUZ)
El condenado dio la droga en un “regalo de bodas” a una viajera en A Rúa

La Audiencia Provincial condenó a tres años de prisión a Gabriel Manuel P.H., de 51 años, por un delito de tráfico de drogas. Los jueces llegaron a su veredicto tras observar contradicciones en las versiones del inculpado, quien le entregó en la estación de tren de A Rúa-Petín a una viajera que se bajaba en A Coruña un paquete con un supuesto regalo de bodas, que contenía cuatro gramos de cocaína con una pureza del 73,2%. 

En su declaración en instrucción, el imputado afirmó que sabía que el paquete contenía cocaína, hecho que negó en el plenario. En su primer testimonio manifestó “que vino un amigo suyo de Coruña unos 15 días a su casa, y que ellos, por desgracia, eran consumidores. Según esa versión, entonces a su amigo lo llamó alguien que tenía una boda y quería algo de cocaína. Él se ofreció a llevarlo porque “el otro que habló con su amigo por teléfono se puso muy pesado”. Sin embargo, posteriormente afirmó que el paquete se lo dio un amigo para que se lo hiciera llegar a otro que él no conocía, y que contenía “una baratija para una boda”.

Los hechos se produjeron el 7 de septiembre de 2019, cuando el condenado acudió a la estación de tren de A Rúa, con intención de enviar el paquete a A Coruña. Ante la imposibilidad de enviarlo por el servicio de Renfe, se lo entregó a una vecina, quien viajaba a la ciudad herculina y se ofreció a llevarlo, al manifestarle el acusado que se trataba de un regalo de boda para un amigo, y le mostró la foto de la persona que debía recibirlo. Ante las sospechas que le generó el paquete, lo puso en conocimiento del personal de Renfe que avisó a la Guardia Civil.

El receptor del paquete afirmó en su testimonio que no conocía de nada al acusado, pero sí a su amigo, a quien compraba cocaína y hachís. En una ocasión lo llamó para comprarle, y después el vendedor le dijo que le iba a enviar un regalo, que era, supuestamente, el bulto que estaba esperando.

El juzgado considera que el condenado no explica, ni acredita la forma en la que recibió el supuesto regalo, si se le entregó cerrado o estuvo presente en su confección.

Tal y como indicó en su declaración en el juicio, sabía que su amigo, el que le entregó el paquete, traficaba con sustancias estupefacientes.

 Asimismo, argumentan que ven “difícilmente estimable” que el sujeto pensara que el bulto contenía un regalo al tratarse de un paquete de escaso tamaño y sin peso.

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