La plantilla de personal del Concello de A Rúa se reducirá a causa de la crisis. Lo anunció el alcalde popular, Avelino García Ferradal, que llevará esta propuesta a la Comisión informativa de Personal convocada para el próximo 17 de enero.
El regidor dijo que las plazas que queden vacantes por la jubilación de quienes las ocupaban no serán cubiertas. En estos momentos, son dos los empleos que deberán ser asumidos por el resto de una plantilla formada por aproximadamente 45 personas -incluyendo a funcionarios y laborales-, tras jubilarse sus titulares.
Las previsiones municipales también incluyen una reestructuración del área de Asuntos Sociais. En la actualidad, son siete las personas que se ocupan de la ayuda a domicilio, un grupo que se reducirá a seis si prospera el planteamiento de la Alcaldía. Avelino García explicó que esta medida obligará a contratar a tiempo parcial, y sólo para atender el servicio durante los fines de semana, a otras dos personas.
El Concello rues no es el único que se ve obligado a buscar soluciones para mantener la ayuda domiciliario, un servicio social que se presta a personas mayores y colectivos desfavorecidos. La reducción de la aportación de la Xunta al Plan Concertado, que permitía contratar al personal provocó serios quebraderos de cabeza a los gobernantes de buena parte de los concellos gallegos.
Las previsiones municipales también incluyen una reestructuración del área de Asuntos Sociais. En la actualidad, son siete las personas que se ocupan de la ayuda a domicilio, un grupo que se reducirá a seis si prospera el planteamiento de la Alcaldía. Avelino García explicó que esta medida obligará a contratar a tiempo parcial, y sólo para atender el servicio durante los fines de semana, a otras dos personas.
El Concello rues no es el único que se ve obligado a buscar soluciones para mantener la ayuda domiciliario, un servicio social que se presta a personas mayores y colectivos desfavorecidos. La reducción de la aportación de la Xunta al Plan Concertado, que permitía contratar al personal provocó serios quebraderos de cabeza a los gobernantes de buena parte de los concellos gallegos.
