La artista Lola Doporto convierte sus cuadros en seda

Jacqueline Rodríguez, Lola Doporto y Gloria Pérez lucen los pañuelos de seda.
photo_camera Jacqueline Rodríguez, Lola Doporto y Gloria Pérez lucen los pañuelos de seda.
La AECC Valdeorras recibirá los beneficios de la venta de pañuelos de seda estampados con sus obras de arte
 

“Fue algo que tenía en la cabeza desde hace años”. Y lo convirtió en realidad. La artista de O Barco Lola Doporto llevaba más de un año trabajando en una idea: convertir sus obras en pañuelos de seda y ayudar a la Asociación Española Contra el Cáncer en Valdeorras.

Cuenta que ella fue una “chica pañuelo”, ya que sufrió la enfermedad hace unos años que afortunadamente superó,  y que el agradecimiento al trato recibido por el equipo de oncología del Hospital Público Valdeorras, tenía que ser de una forma especial. “Me apetecía mucho y era mi manera de dar las gracias a todos, porque los profesionales son fabulosos, médicos, enfermeras, celadores, y voluntarios  que regalan su tiempo y hacen una labor impresionante de la que no te das cuenta hasta que estás allí”, relata. 

DONACIÓN

Esta semana, su idea, su sueño, se hacía realidad. Doporto donaba 1.300 euros a la AECC Valdeorras, provenientes de los beneficios de la venta de sus obras convertidas en pañuelos. A la cita también acudía el doctor que la trató, Jesús García Mata, además del presidente de la asociación, Germán Rodríguez-Saa; la delegada de la asociación en O Barco, Gloria Pérez, y la psicóloga Jacqueline Rodríguez. 

Cuenta Doporto que “el proceso de confección duró más de un año, desde que buscas las imágenes hasta el estampado” y que tenía muy claro que los pañuelos tenían que ser “de muy buena calidad”. Dice que hubo un momento, mientras exponía en la sala Roberto Verino de Ourense, que imaginó sus cuadros “convertidos en seda”, al igual que imagina cada obra que pinta, porque no utiliza bocetos, sino que comienza directamente en el lienzo. Satisfecha con el resultado, también lo está porque “todo se hizo en O Barco” y se hizo según sus deseos. “Me rodeé de mucha gente que es la que los ha hecho posible, y que entendió lo que quería”. 

Cada pañuelo es una pieza única, elaborada artesanalmente. “La gente le da un valor tremendo”, cuenta, y a la vez reconoce que cuando empezó “no era consciente de todo lo que podía reflejar; cuando veo a la gente cómo se queda delante de un cuadro mío, entiendo que conseguí lo que pretendía”

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