Un compañero que pedía limosna con él en O Barco murió 10 días antes

El cadáver del Sil puede ser el de un vagabundo

Galerías en las que fue encontrado el cadáver de Daniel Cordero.
Las pruebas de ADN y el perfil de la dentadura deberán determinar la identidad del cadáver que apareció flotando en el río Sil, a escasos tres kilómetros de A Rúa, el pasado 11 de septiembre.
Pese a ello, la investigación no descarta que se trate de un transeúnte que solía pedir limosna a la puerta de un céntrico supermercado de O Barco. Su edad fue calculada entre 50 y 55 años y la fecha de la última vez que fue visto, así como el tatuaje con la expresión 'Amor de madre' que exhibía, también se dan en el fallecido. El cuerpo no mostraba señales de violencia, por lo que inicialmente los investigadores barajaron la hipótesis del suicidio.

Fuentes vecinales comentaron que esta persona acusó seriamente la muerte de Daniel Cordero Rodríguez, de 56 años, un amigo suyo y también transeúnte que pedía limosna en la villa barquense. Su cuerpo fue encontrado tirado en los cartones sobre los que se había acostado, en una céntrica galería comercial. Lo hallaron 10 días antes, el 1 de septiembre, horas después de fallecer, y los investigadores tampoco encontraron ninguna señal de violencia.

Daniel Cordero Rodríguez fue enterrado en uno de los nichos que el Concello de O Barco posee en el cementerio municipal. A su vez, el cuerpo recuperado del río Sil recibía sepultura en el cementerio de A Rúa el 13 de septiembre, en este caso en una tumba del Concello de A Rúa.

La muerte de Daniel pudo ser el detonante que llevó a su amigo a arrojarse a las aguas del río Sil, una posibilidad que no descartan quienes lo conocían, quienes resaltaron el fuerte impacto que le causó el fallecimiento de su compañero. En todo caso, las coincidencias deberá confirmarlas el ADN.

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