El mantenimiento del espacio, visitado por 2.300 personas en 2009, se limita a la sede y las rutas

La falta de servicios merma el potencial del parque natural de A Lastra, sin apenas ingresos

Más de 2.300 personas visitaron el parque natural Enciña da Lastra de Rubiá, entre enero y noviembre de 2009. Su paso apenas se notó en una economía local carente de servicios. A su vez, el pueblo de Biobra sigue dividido por su creación.
Las mejoras promovidas por la Xunta en el parque natural Serra de Enciña da Lastra se limitaron a los obligados trabajos de mantenimiento de sus infraestructuras. La conservación de la sede, las rutas y las áreas recreativas centraron las actuaciones desarrolladas en 2009, a las que hay que añadir pequeños trabajos de restauración, según apuntó la Consellería de Medio Rural.

Las previsiones para 2010 apenas superan las escasas actuaciones del año pasado. En este sentido, el director del parque natural, Alfonso Fumega, proyecta más “labores de mantenimiento, señalización y rutas”. Lo apuntó Medio Rural, que añade que “no hay previsto un proyecto importante” para el ejercicio actual.

La dirección del parque natural también anunció que en entre enero y noviembre de 2009, los dos empleados de su sede atendieron a 2.301 visitantes. Entre ellas están los 672 participantes en el programa “Viveaonatural”, que incluye rutas guiadas por el parque.

Aunque el número de visitantes no es demasiado reducido sí lo son los ingresos que dejaron en el pueblo de Biobra, que tiene 74 habitantes y donde está ubicada la sede del parque natural. Tampoco la economía del municipio de Rubiá tampoco se benefició en exceso de los excursionistas.
“Falta iniciativa privada. É necesario incentivala”, comentaron fuentes próximas al Concello, que recuerdan la carencia de establecimientos de hostelería.


Un pueblo dividido desde hace ocho años

El parque natural de Rubiá abarca 3.150 hectáreas y fue creado en abril de 2002. Desde esa fecha tiene divididos a los vecinos de Biobra. Lo apunta el pedáneo, Magín Núñez López, quien apunta que un sector de la población mantiene su oposición a aceptar las directrices del Plan de Ordenación de Recursos. En este sentido, indica que para obtener los permisos para recoger la madera deben desplazarse hasta las oficinas de la Xunta en la Casa Grande de Viloira (O Barco), ubicadas a 17 kilómetros. “Antes podías ir á leña”, afirmó este vecino.

Por otra parte, la única constancia que tienen de la llegada de visitantes son los autocares que se detienen en el pueblo, la mayor parte durante las vacaciones de Semana Santa y verano. Su paso podría suponer una fuente de ingresos para los hosteleros, pero aquí sólo hay un bar y, además, no abre todos los días, por lo que el portavoz vecinal lamenta que su repercusión en la pequeña economía local “non é moita”.

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