Familias extranjeras reviven la aldea de O Seixo en O Bolo

Vecinos de O Seixo de tres nacionalidades: española, holandesa y francesa.
photo_camera Vecinos de O Seixo de tres nacionalidades: española, holandesa y francesa.
Siete familias llegadas de Holanda y una francesa compraron casas en este núcleo valdeorrés

La aldea de O Seixo, en O Bolo, estaba condenada a la desaparición hace una década. En esta dirección apuntan los datos del Instituto Nacional de Estadística que le atribuían una población de 26 habitantes en 2011. Hoy en día, la situación es muy distinta. La llegada de familias extranjeras, principalmente de Holanda, dio una nueva vida a este pequeño núcleo valdeorrés.

“Cuando llegamos, no había extranjeros”, comentó Dolores Escalada, nacida en París y enamorada de la aldea desde que en 2012 la conoció en una visita a su prima. “¡Qué tranquilidad! ¡El cielo! ¡Los olores! ¡Los pajaritos!”, exclamó. A su lado, su marido, Patrice Koleda, asiente y corrobora la tranquilidad que el matrimonio encontró en la aldea bolesa, donde compraron una casa en 2016, repartiendo ahora su tiempo entre O Bolo y la ciudad francesa de Niort.

Ese mismo año, 2016, compraba otra casa en O Seixo un matrimonio de Nymegen (Holanda), el formado por Bennis Aarts y Yolanda Molina, hija de una emigrante de San Miguel de Outeiro (Vilamartín). Ella reside todo el año en la casa de O Bolo y aquí se establecerá definitivamente su marido una vez que se jubile, dentro de dos años. Llegaron guiados por su hijo, también holandés, después de que este  adquiriese una construcción en ruinas para volverla habitable. 

“Me encantó el pueblecito”, comentó Molina. Añadió que su viaje a O Bolo fue imitado por unos amigos “y les encantó”, animándose a comprar casas en la aldea. De O Seixo se quedó prendada de “la naturaleza, la montaña, la tranquilidad y el silencio”, pero también de “la amabilidad de la gente, la calidad de la comida o la elaboración del vino. Todos venían de la ciudad y no lo habían visto. Yo de pequeñita”.

Yolanda Molina hace números y le sale que compraron casas en este núcleo bolés siete familias llegadas de Holanda y una de Francia, números que aún podrían aumentar próximamente pues, según comentó, dentro de tres semanas llegarán otras dos para estudiar la posibilidad de adquirir otras dos construcciones.

“Son buena gente y se adaptan bien”, comenta Clemente González, natural de O Seixo, quien añade que las aplicaciones del teléfono móvil permiten salvar las diferencias del idioma, aunque dice que “se esfuerzan por hablar español”.

Desde el Concello, el alcalde, Alberto Vázquez, recibe con los brazos abiertos a los nuevos boleses. “Antes só había dúas casas habitadas. Danos alegría”, comentó.

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