INVESTIGACIÓN

El juez considera con ‘rotundidad absoluta' que mataron al holandés

Los agentes interrogaron a Margot Pool en relación a la desaparición de su esposo en enero de 2010, cuando ella se encontraba en Alemania

El titular del Juzgado mixto número 2 de O Barco, Roberto Barba Alvedro, se muestra contundente al estimar que Martin Verfondern, el ciudadano holandés afincado en Santoalla (Petín) que desapareció en 2010, fue víctima de un homicidio o posible asesinato. De hecho, cree "con rotundidad absoluta", según dice en un auto que obra en las diligencias preliminares, que la desaparición se debe a una acción criminal de tipo homicida. Para ello, tiene en cuenta la aparición de su vehículo calcinado en el interior, los restos óseos humanos hallados en los alrededores y el ordenador quemado.

El magistrado, que decretó el secreto de sumario por un mes, no tiene claro que la desaparición fuera el 19 de octubre de 2010 -cuando fue visto por testigos en A Rúa y quedó constancia de su estancia en el Lidl de O Barco- y la sitúa entre ese día y el 22 de enero de 2010. En todo caso, el 19 de enero de 2010, que fue la fecha que siempre se manejó como la de la desaparición de Martin Verfondern, la última persona que intercambió algunas palabras con él fue Montserrat González, quien le atendió en la cafetería ruesa Cuatro Caminos. "Estaba normal, como otro día cualquiera. Venía casi todos los días a conectarse por internet", explicó. Sin embargo, ese día no lo consiguió. La señal de R había fallado y el cliente de Santoalla abandonó el local a las 13.40 horas, antes de la hora habitual, pues solía quedar hasta las 17.00 o las 18.00 horas.

Después, una vecina de Carballal (Petín) aseguró haberlo visto conduciendo hacia Santoalla, en donde vivía desde hacía años. Su siguiente parada fue desconocida hasta la semana pasada.

El día 16, los ocupantes de un helicóptero de la Guardia Civil que realizaba el seguimiento a un incendio forestal que se declaró en Rubiá vieron un resplandor extraño en un paraje de Portela do Eixo, próximo a Lamalonga (A Veiga),a unos 15 kilómetros de Santoalla pero por pistas forestales. Al aterrizar se encontraron con los restos del vehículo. Tras cuatro días de rastreo, la investigación anunciaba la existencia de varias partes de un cráneo, una tibia y trozos de huesos humanos, así como restos de una fogata, un ordenador calcinado, trozos de ropa y la carcasa de un móvil. Los deteriorados objetos eran propiedad de Verfondern, por lo que todo indica que los restos humanos son los suyos.



Interrogatorios

Los agentes volvieron a interrogar ayer a Margot Pool, le hicieron preguntas relacionadas con su marido, que la obligaron a recordar unos hechos que se remontan a 2010. Ella estaba en Alemania cuando desapareció Martin Verfondern. No obstante, explicó que el día anterior, por la tarde, su esposo estuvo trabajando en casa y atendiendo el ganado. No estaba solo, en esas fechas pasaba unos días en Santoalla Michael Levy, un israelí que llegó de la mano de la red mundial de granjas World Wide Opportunities on Organic Farms (WWOOF) y a quien le tocó avisar de la desaparición, abandonando la aldea pocos días después.

El día anterior a su desaparición, Martin Verfondern se acostó pronto, pues el 19 de enero tenía cosas que hacer en O Barco. Salió de Santoalla sobre las 10.00 horas, realizó gestiones en la Administración de Hacienda de O Barco y también compró víveres en el supermercado Lidl. El resto es conocido. A las 13.15 horas se detuvo en la céntrica cafetería ruesa Cuatro Caminos y después salió en dirección a Santoalla. Las últimas personas que lo vieron en su coche dicen que pasó por la entrada de Petín y Carballal.

La investigación de la muerte de Martin Verfondern por parte de la Guardia Civil está centra en su entorno. Trata de averiguar si las diferencias existentes en torno a los montes comunales de Santoalla tuvieron algo que ver con los hechos sucedidos hace más de cuatro años, una hipótesis que ocupa buena parte de su labor.

Según la esposa de Verfondern, este tenía "problemas" con la otra familia que vive en Santoalla, aunque uno de sus miembros, Jovita González Rodríguez les restó importancia y afirmó que "Martin era moi bo".

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