En las comidas de los participantes de las Xornadas de Folclore se siguen indicaciones para respetar sus creencias religiosas. Así, la prohibición del cerdo o el incremento de verduras será la tónica general pa

Un menú con ingredientes culturales

Ayer comenzó la edición número 28 de las Xornadas de Folclore que se llevan a cabo todos los veranos en la provincia de Ourense. Sabiendo que los grupos folclóricos llegan de todo el mundo no es de extrañar que cada uno llegue a Ourense con determinadas condiciones para comer, según su cultural o religión
Este año en el grupo llegado de Togo hay ocho componentes que son musulmanes, por lo que no pueden comer carne de cerdo. Y lo mismo ocurre con uno de los chicos de Chile, que es vegetariano. Para ellos, Luciano Veloso, el jefe de cocina de las jornadas desde la primera edición, se encarga de preparar un plato alternativo que cumpla con las indicaciones con las que llegan: 'Basta con eliminar a carne de porco ou facer un prato con ovo e verdura, por exemplo'. En ediciones anteriores en las que participaban más grupos tuvieron incluso que preparar tres platos distintos.

A pesar de que estas indicaciones suelen ser advertidas por cada representante, hay veces que los organizadores se enteran cuando llegan a la ciudad. “Levamos sorpresas, sí. Nós intentamos complácelos en todo o posible, aínda que houbo edicións nas que cometemos algún erro. De feito, recordo un caso dun rapaz musulmán o cal se lle puxo cerdo”, admite Xabier Álvarez, uno de los organizadores.
Por el resto, admite, no tienen problema: “Comen de todo, aínda que hai rarezas, como os participantes de Corea, que comen moito vexetal. Incluso no almorzo”. Por ello, las comidas que se van a preparar suelen ser neutrales como el arroz, la pasta, la ensalada o, ya dentro de la identidad culinaria de Galicia, la empanada de ingredientes varios. Platos que, aunque puedan sorprender a alguno, año tras año han demostrado ser bien acogidos.

En total son 253 personas llegadas de localizaciones dispares las cuales se dirigirán todos los días a cada cita, por lo que su agenda está minuciosamente detallada. Lo mismo les ocurre con el menú diario con el que recuperar fuerzas para ofrecer un espectáculo multicultural. Comen en Ourense y cenan en las localidades donde actúan cada noche . A parte del escenario y del desplazamiento, la comida supone para cada municipio uno de los costes que conlleva celebrar las jornadas.

“Cada concello encargase dos preparativos para a hora da cena, que ven sendo ou as oito ou as once da noite, dependendo de se actúan antes ou despois das dez”, admite Álvarez. El comienzo de la edición de este año tuvo lugar en O Carballiño y en O Barco. En este último actuaron los grupos de Bielorrusia, Buriatia, Bolivia y Colombia, que se quedaron en un restaurante de Viloira para después ofrecer su espectáculo en el Malecón barquense.

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