Obituario | Enrique Blanco, médico que nunca olvidó O Barco

Enrique Blanco Cruz (O Barco, 1942) falleció este miércoles. Fue compañero mío de curso todo el Bachillerato. Era una persona inquieta, ambiciosa en el buen sentido de la palabra. Quería prosperar. Ya de aquella, tenía vocación hacia la Medicina. Tuvimos como compañero en la Academia Dequidt al famoso forense Luis Frontela, quien contaba que el tren atropelló en la estación a un joven y vimos aquello. Luis Frontela dijo en muchas entrevistas que de ahí salió su vocación de médico y forense y Enrique pienso que también, porque de aquello hablábamos mucho. No quiso ser una carga familiar pero al mismo tiempo quería ser médico y profesor. Entonces hizo lo mismo que otros muchos que no tuvieron su éxito: aprender un oficio a marchas forzadas y en esas empresas en las que los adiestraban para un oficio, en su caso para soldador, daban un certificado conforme estaban cualificados. Eso les ayudaba a encontrar un contrato y a legalizar su situación. Fue a Talleres Meleiro, por donde pasaron muchos emigrantes, aprendió a soldar y se marchó a Francia en 1961 y un año después a Alemania. Aquí, empezó a trabajar en una empresa de soldadura, donde llegó a ser un soldador de primera, que se rifaban las industrias, pero se impuso la vocación. Después de aprender alemán, en 1964 ingresó en la Universidad de Heidelberg para estudiar Medicina, licenciándose en 1969. Posteriormente, cursó Sociología y Ciencias Políticas y, desde 1980, es catedrático de Medicina Social en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Francfort.. A él le preocupaban mucho dos especialidades, Psiquiatría y Odontología. Llamaba “sacamuelas” a los odontólogos de la Seguridad Social. Abogaba por un mayor papel de estas dos especialidades en la Seguridad Social. Sabía que todos los problemas económicos y sociales iban a derivar en problemas psicológicos o psiquiátricos. Impartió conferencias y cursos, además de escribir artículos y libros. Quiso relajarse con la pintura. Una exposición suya en A Coruña obtuvo mucho éxito de crítica y público. Después de serle concedida la excedencia, la familia construyó una casa en Almuñécar desempeñando la labor de profesor visitante de la Universidad de Granada, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Le gustaba venir a O Barco y no fallaba a las Festas do Cristo, de hecho, fue pregonero en las Festas do Cristo.