La aparición de los primeros ejemplares de procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) disparó la alarma entre los propietarios de mascotas de O Barco de Valdeorras. Aunque esta oruga no solía hacer acto de presencia hasta marzo, o incluso abril, el cambio climático parece haber adelantado su aparición y el peligro que supone para los perros.
Los pelos de estas orugas contienen una ampolla con histamina que al rozar con la piel del perro le provoca unas reacciones que van desde la muerte de las células de la lengua hasta problema en los ojos, el esófago o el estómago. Para estos casos, los veterinarios aconsejan lavar la zona dañada con agua tibia y llevarlo a una clínica veterinaria inmediatamente.
La Concejalía de Medio Ambiente de O Barco colocó trampas mecánicas en árboles de la villa hace un año. Su titular, Diana Urdangaray, explicó ayer que estas atrapan estas larvas, impidiendo que desciendan al suelo. Añadió que en mayo o junio serán revisadas para analizar si hay que aplicar un tratamiento de endoterapia.
