Tras un recorrido de 4,5 kilómetros, la gastronomía y la diversión revitalizaron la aldea bolesa
La pequeña aldea de Celavente, en O Bolo, lo volvió a conseguir. Ayer, reunió a aproximadamente 500 personas en el transcurso de su Ruta dos Fornos, un evento que comenzó con un intento de recuperar los hornos tradicionales de la parroquiatras su restauración. Alcanzó la undécima edición, situándose con nombre propio en el mapa de fiestas gastronómico-culturales del oriente provincial.
Los datos fueron ofrecidos por la Asociación Centro de Animación Rural de Celavente, colectivo que está detrás de esta "andaina" gastronómica. Aquí, los participantes no solo mueven los carrillos, también tienen que poner a funcionar las piernas, pues para saborear el menú completo deben superar un recorrido de 4,5 kilómetros de longitud.
La fiesta-caminata comienza con la lectura del pregón del bardo local, Juan Corzo Álvarez, quien dedicó la poesía de este año a agricultores y segadores. "Hoxe quérolle render,/ con todos vos homenaxe,/ a quenes tiveron coraxe,/ e co seu bo facer,/ sementaron para comer,/ e manteron o seu linaxe". dice una estrofa de la poesía que, como ya es tradición, acabó con un "Viva Celavente".
Nada más lanzado el peculiar grito de guerra, los participantes comenzaron su peregrinar de horno en horno. Pocos se retiraron vencidos. Cuando las fuerzas decaen, llega el siguiente horno y, con él, un nuevo manjar para recuperarlas. Así, en el de Viduedo encontraron chorizo asado; en el de Hortos, empanada de carne; oreja y pata de cerdo cocidas en el de Outeiro; jamón asado en el de Fondo do Campo; tomando los postres en el de Campo (torta de "roxóns") y de Cima (roscón). Este año, la ruta incluyó una nueva parada, en la bodega del Campiño, donde Caurelor dio a degustar tostadas con crema de castañas.
No faltó el vino, godello y mencía, ni tampoco la música, que aportaron la charanga Compostela Band y el grupo de cantos de taberna rues Ouruxo Bruxo.
