A Veiga activa el turismo industrial con el wólfram

Las posibilidades turísticas de la mina de wólfram de Vilanova (A Veiga) fueron corroboradas ayer por los asistentes a las “V Xornadas O Volframio de Trevinca”, que organizó el centro de turismo rural de montaña “O Trisquel” con la colaboración del Concello. Fueron sólo dos días, suficientes para acercar a esta aldea a los amantes del turismo industrial. Las actividades comenzaron a última hora del martes, con dos conferencias desarrolladas en el salón de conferencias del Toural, en la capitalidad municipal. A las charlas de Eduardo González Clavio, del Colegio Oficial de Geólogos, y Antonio Fernández “Cholo”, asistieron unas 60 personas. Este número de asistentes, entre los que pudo verse al alcalde veigués, Juan Anta, llevó al límite la capacidad fijada por el protocolo sanitario para la sala. Las charlas giraron en torno al wólfram como un mineral estratégico al que se le dieron usos tan distintos como la munición y blindajes de tanques y cañones de guerra o los filamentos de las bombillas incandescentes -gracias a su gran resistencia a las altas temperaturas: 3.400 grados-, pero también sobre la propia industria minera de Vilanova, una actividad que comenzó 1918 y que fue abandonada en 1952. El público se redujo a la mitad la mañana siguiente, durante la visita al recinto minero de Vilanova. Los asistentes fueron conducidos hasta las bocaminas, para posteriormente acercarse a los restos de las viviendas del propietario y el gerente. Todo ello, a través de los paisajes excepcionales del conjunto glaciar de A Ponte, al que dan forma los valles de Xares, Meladas y O Couto. El viaje remató en la construcción que en un futuro acogerá el futuro museo del wólfram. Aquí, los miembros de la expedición pudieron observar la máquina de vapor conocida como locomóvil, de la marca Ruston, Proctor &amp; Co Ltd, fabricada en Lincoln (Inglaterra), antes del año 1918. Durante su estancia en este centro, Antonio Fernández acercó a los presentes a los años en que la mina de Vilanova generó trabajo en la zona. Su actividad supuso un importante motor de empleo, pero no todo fueron beneficios. “El arsénico se llevó a mucha gente. Si las minas siguieran trabajando no quedaría nadie vivo”, comentó Cholo. "Si la mina siguiera trabajando no quedaría nadie vivo. Murió mucha gente" Finalizadas las jornadas, Antonio Fernández resaltó las posibilidades que se abren para el turismo industrial. Adelantó la posibilidad de agilizar la apertura del museo del volframio y la mejora del entorno del complejo minero para organizar nuevas actividades para el verano del año próximo. En sus planes entra la ampliación del escenario de las jornadas al entorno de Casaio (Carballeda de Valdeorras), ya pensando en organizar una visita guiada a la antigua mina de Valborraz.