José Luis Quintá: “El ambiente que hay aquí en las calles de Carballiño parece el de una gran ciudad”

José Luis Quintá.
photo_camera José Luis Quintá.

La afluencia de visitantes en Carballiño durante la semana previa y en la jornada de la Festa do Pulpo ha batido todos los récords. Además de los emigrantes habituales que retornan a sus lugares de origen en la comarca, también es posible encontrar personas, como es este caso, procedentes de otra provincias gallegas. José Luis Quintá es un jubilado del municipio coruñés de Camariñas, que se desplazó hasta la villa con un grupo de seis convecinos y amigos para pasar unos días de descanso.

¿Cómo decidieron venir a Carballiño?

Nos juntamos siete amigos que teníamos muchas ganas de asistir a la Festa do Pulpo, porque nunca estuvimos en ella, y en dos coches nos desplazamos desde Camariñas para poder descansar y disfrutar de la gastronomía de aquí y de su paisaje, que también es muy bonito. Llegamos el viernes por la noche y nos hospedamos en un hostal del centro que ya habíamos reservado y nos marcharemos esta tarde del domingo, después de comer un poco de pulpo y beber unas botellas de vino.

¿Qué es lo que más le gustó  de la villa?

Sobre todo, el ambiente que se ve en las calles, parece una gran ciudad. También las plazas y la iglesia de A Veracruz, un monumento con una arquitectura muy lograda.

¿Y la gastronomía?

Eso ya es lo máximo. Me gustó  mucho el pulpo “á feira”, que es diferente del plato que tenemos allá, el “pulpo á camariñesa”,  la carne “ó caldeiro” y el churrasco de ternera o de cerdo. Todo muy rico.

De Camariñas, ¿qué aspectos destacaría?

En mi pueblo también hay muchos turistas para ver cómo se elaboran los famosos encajes. Hay mucho pescado y marisco de las Rías Altas, por eso son muy reconocidas las “caldeiradas” de marisco.

Antes de jubilarse, ¿cuál era su trabajo?

De joven estuve de marino mercante y pesquero y luego me marché a Suiza, donde estuve 36 años, primero trabajando de albañil en el sector de la la construcción y, finalmente, en una fábrica de alambre.

¿Volverá a Carballiño?

Sin duda, el próximo verano.

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