Valdeorras y Celanova se convirtieron ayer en los principales templos de adoración del líquido elemento de la provincia de las cuatro de las cinco denominaciones de origen, con la "Emoción dos viños" y la "Festa Coveira"
El verano tiene en Ourense un verdadero y líquido denominador común: el vino. Y así se demuestra a uno y otro punto de la geografía ourensana, porque además de no faltar en las celebraciones festivas familiares o populares, comienzan, con la subida de las temperaturas, a contabilizarse no pocas exaltaciones de la demandada bebida.
Una de las más concurridas lo está siendo, porque hoy todavía permanecerán abiertas las puertas del monasterio celanovense, aunque solo en horario de mañana -de 11 a 15 horas y al precio de diez euros-, la séptima edición de la "Emoción dos viños", en la que participan más de ochenta bodegas tanto gallegas, lusas, como de otros puntos de la geografía española. La idea, nacida en 2011, está concitando no solo al público en general sino también a todos aquellos entendidos en la cultura y el arte del beber, que tendrán a disposición de sus paladares las principales y más destacadas producciones vitivinícolas de la comunidad autónoma. Idéntico protagonista, aunque con un carácter mucho más popular, tuvo ayer la 4ª Festa Coveira. Se desarrolló en el núcleo vilamartinés de Arcos y la organización calculó una asistencia de 1.200 personas. Los visitantes pudieron degustar los caldos de la localidad y conocer las "covas" donde son elaborados, siempre acompañados de los productos típicos de la zona.
A su vez, en A Rúa, una treintena de locales hosteleros finalizan hoy el Caviño de Inverno, que conjuga peregrinación y vino y que comenzó con el "bautizo" de María González Albert como "Dona Mencía".
