LAS OTRAS PLAYAS DE OURENSE

Codeándose con Mariano Rajoy y el emérito rey don Juan Carlos

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Los ourensanos se reparten los arenales de Sanxenxo, San Vicente do Mar o Raxó durante todo el verano, pero la segunda quincena de julio y el mes de agosto se llevan la palma

A golpe de "running" por Aios, de fondeo en Canelas, con un café en el Marycielo, pillando bronce en Baltar, a la espera de la ganga en el mercadillo de Portonovo o con la mirada -y el gusto- puestos en la tosta de bacalao ahumado del Azor. Son sólo unos poquísimos ejemplos del veraneo más o menos deseado, y más o menos largo -las disponibilidades económicas de cada uno son otro cantar- que se pueden permitir los ourensanos que optan por el asueto y el relax en un saturado Sanxenxo, hoy por hoy el municipio más turístico de Galicia, donde dejarse ver es, en ocasiones, fundamental.

Porque el verano llegó a esta concurrida población y los ciudadanos de la única provincia gallega interior con apartamento, plaza de hotel o casa de amigos en este municipio y su entorno asoman ya, buscando el mejor descanso tras un año difícil -y, por tanto, la discreción en puntos más recogidos de la costa como playa Pragueira o San Vicente-; o, mucho más a menudo, la ubicación perfecta desde la que exhibir una actividad profesional notable y lucir el mejor bronceado posible, otro distintivo de que la vida les aplaude con fruición. Y para eso, los paseos marítimos de Silgar y Portonovo no tienen parangón; casi son paso obligado en el paseo diario (llegado este punto no se contemplan atajos por calles secundarias) y aseguran interesantes encuentros con colegas y conocidos.

Que se lo digan, por ejemplo, al atareado alcalde de la ciudad de As Burgas, Jesús Vázquez, turista de fin de semana por esas cosas del trabajo que acarrea la política, que, desde que adquirió apartamento en una de las amplias urbanizaciones del área Miraflores, encuentra a medio vecindario capitalino en sus paseos por la pasarela del "alacrán" (la que une Portonovo a Sanxenxo por el arenal de Baltar) o en pleno paseo y playa de Os Barcos, en el puro centro del tapeo sanxenxino. O a su concejal de Urbanismo José Cudeiro, con piso (al menos hasta hace muy poco) en primera línea de playa en pleno paseo marítimo de Silgar, y bastante habitual, por ello, en varias terrazas del vial. O también al exregidor de Ourense Agustín Fernández, con propiedad en un edificio de viviendas cerca de Caneliñas (Portonovo), fiel al paseo que recorre este pequeño arenal y con presencia habitual -casi siempre en agosto- en los restaurantes de la zona.

La mayoría de los ourensanos se reparten por las playas de Sanxenxo, San Vicente do Mar o Raxó todo el verano pero son la segunda quincena de julio y el mes de agosto los que se llevan la palma en el calendario del veraneante. Mientras, abren boca los fines de semana previos, como el pasado, convertido en un saturado -e imposible ya- agosto de dos días. Hay quienes han disfrutado de la tranquilidad de esta costa antes de que llegue la avalancha veraniega, cuando la proliferación de fiestas y actividades en el interior ourensano que obligan a hacer acto de presencia limitan enormemente los desplazamientos. Es el caso del vicepresidente primero de la Diputación, Rosendo Fernández, un enamorado de Sanxenxo -sobre todo, de Portonovo-, con apartamento en esta última localidad y que, para cuando llegan los bañistas de verano, ya luce mirada relajada y color envidiable. La playa de Baltar, los paseos hasta Lanzada, la impresionante vista de la playa de Montalvo y la isla de Ons desde los furanchos de Arra, o las cenas a base de tostas en el Azor o de calderetas de pescado en el Buras tienen la "culpa" de su aspecto.

Por si fuera poco, cada vez es más habitual la presencia en fines de semana del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su piso del paseo de Silgar -la presencia de discretos miembros de seguridad, con "pinganillo" y ojos hasta en la espalda, los delatan- y hasta la del rey emérito, Juan Carlos I, que ya no sorprende en el Real Club Náutico de Sanxenxo. Ambos han puesto de actualidad y de moda a Sanxenxo, para satisfacción de muchos ourensanos con propiedad en el municipio, siempre pendientes de la presencia real desde la pasarela que conduce a los pantalanes donde amarran las embarcaciones o desde la taberna del Náutico, con una excelente terraza que se ha convertido en el mejor escaparate para ver y ser vistos los amantes de la navegación, y los que no lo son tanto pero que buscan la foto más glamurosa para subir a Facebook. Y si la cena es de alto nivel y requiere discreción, para eso está el evento, por encargo, en el restaurante de la planta superior. Ahí es cotidiana la aparición de muchos de los mayores empresarios gallegos; apenas se detectan pero se encargan de que se sepa de su presencia, con yate o gran velero incluidos.

El verano en Sanxenxo siempre da mucho de sí. Se lo iremos contando.

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