Digital extraterrestre

Mi abuela sobrevivió a una guerra, a una dictadura y a la moda de las hombreras en los ochenta. Era de las que pensaba que el efecto 2000 era aquello que te hacen los yogures para que vayas mejor al baño, y sigue contando en pesetas. Ahora a las puertas del 2010, las nuevas tecnologías han irrumpido en su casa. ¡Ha llegado la era de la televisión digital extraterrestre!, o por lo menos a ella le debe parecer de otro mundo.
El primer paso hacía la modernidad, es cambiar la TV de la sala, un viejo electrodoméstico de la feliz familia Filips del año 79.

Pero si está nueva -protestaes de cuando el niño hizo la primera comunión y mira que bien se ve.

El niño, que ya tiene cuarenta años, calvo y con algo de barriga, levanta la vista del periódico y la mira a través de las gafas de gruesa montura de pasta.

Sí, pero no tiene euroconector -le responde-.

Asiente la vieja. La que le traemos es una pantalla plana con TDT incorporado, mira desconfiada. El técnico instala la nueva antena adaptada y comenta: Señora, puede que algunas veces la señal sea defectuosa y vea pixelado, o que la imagen llegue con cierto retardo en relación con el sonido, pero es normal.

Una vez sintonizado, sólo hay que elegir el canal.

¿Qué quieres ver abuela? El parte.

Pues mira, en este canal tienes el de toda España cada media hora y el de toda Europa cada hora, en éste lo echan en directo y en éste y éste, después de el telediario como siempre.

Yo quiero ver el del hijo de Pemán, que desde que se corto el pelo, esta feito un home.

Le indico en el mando el botón que tiene que usar, lo presiona y nada, no pasa nada.

Abuela, primero tienes que darle al verde, para que se encienda la tele, luego al AV que es donde se ven los canales de la TDT y luego al tres, que es la TVG, pero no le des al tres antes de darle al AV porque salta a la información de los canales y luego no sabes salir.

Suspira mirando el mando como si fuera un invasor alienígena, yo sonrío y la animo: Venga, ve practicando con éste para cuando traigamos los otros.

¡¿Otros?! Sí, uno para cada tele.

Menos mal que aún nos queda la radio -exclama resignada-.

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