La noche del 24 de noviembre del año 1900, don Eduardo Moreno Lopez, catedrático de Geografía e Historia en el Instituto de Ourense, pronunciaba en el Liceo una conferencia con la que se inauguraba un ciclo de conferencias sobre temas científicos. Tres años después se publicaba un folleto de 35 paginas con dicha conferencia, impreso en la prestigiosa Imprenta Otero de la calle San Miguel de esta ciudad .
Don Eduardo comienza su intervención reconociéndole al siglo XIX, recién acabado, su afán por “la difusión continua de la cultura”, lo que los ingleses llamaron la “extensión universitaria”, que no es otra cosa que la acción de la Universidad más allá de sus aulas, “llevando a cuantos centros, sociedades y corporaciones lo demanden, los tesoros de su saber”. Eso era, según él, lo que hacía el Liceo con el ciclo de conferencias que esa noche se inauguraba, con una intención instructiva y de utilidad. La admiración de Moreno por la ciencia queda clara cuando escribe: “La grandeza, el poder, la felicidad , solo se conquistan hoy con la ciencia”.
El autor compara el gran interés existente en Europa por la Geografía en esos primeros años del siglo XX con el poco que hay en España, fundamentando el primero en el afán de esos países por ampliar sus territorios por el mundo, abriendo mercados y buscando nuevas materias primas. Esto lleva a don Eduardo a asegurar que no hay “un palmo de tierra en el que el europeo no haya puesto su planta dominadora”. De todos modos, para Moreno el auténtico impulso a la Geografía se lo dio la Biología, al demostrar que está condicionada por el medio. Para él, sin duda, “la Geografía debe ser el primer conocimiento de los gobernantes” y lamenta que la enseñanza de la Geografía en España ha estado siempre reducida a un curso en el primer año de Bachillerato.
La interesantísima conferencia de Moreno se lee con gran interés, no solo por la profundidad de su análisis geopolítico sino también por la actualidad de muchos de sus argumentos, de tal modo que al leerla uno tiene que recordar cada poco la fecha en que fue escrita por lo mucho que recuerda la actualidad. Sin embargo, Moreno no atina en su análisis sobre China, a la que acusa de obstinarse “en negarse a entrar en la vertiginosa corriente de la vida moderna”.
Después de lamentar la tragedia que supuso para España la pérdida de sus ultimas colonias en 1898, Moreno anima a los españoles a vivir “la fecunda y redentora vida del trabajo y de la ciencia, con voluntad, propósito enérgico y perseverante de colaborar en la obra universal de la perfección humana”. Acaba su conferencia con esta frase de don Santiago Ramón y Cajal: “Hay que infundir en esta patria chica un alma grande”.
Don Eduardo
Gaditano de nacimiento, Moreno Lopez llega a Ourense en 1898 para hacerse cargo de la cátedra de Historia en el Instituto. Otero Pedrayo, que fue alumno suyo, lo describe así : “Feble, elegante e atractivo. Un profesor de ideas modernas e abondosa palabra. Descubriunos a moitos rapaces galegos algúns recantos de misterio e engado da Galicia”. Según cuenta don Ramón en su “Libro dos amigos”, don Eduardo solía viajar con sus alumnos por la provincia en coche de caballos.
Alumnos suyos fueron también, entre otros, Benito Fernández Alonso , Otero Pedrayo, Primitivo Rodríguez Sanjurjo y casi todos los intelectuales de esta generación. Muere en Ourense en 1911. Hace unos años, el Instituto Otero Pedrayo le dedicó una exposición sobre su vida y su obra.
(Fondo Biblioteca Diputación).
