La villa del Avia volvió ayer de nuevo al pasado en su particular cita con la 'Festa da Istoria', que desde hace 23 años rememora la vida y costumbres de un núcleo urbano que en la Edad Media llegó a ser capital de Galicia bajo el reinado de Don García. Un personaje que presidió el multitudinario desfile por el centro de Ribadavia hasta llegar a las puertas del castillo medieval. En la comitiva de nobles antiguos y autoridades actuales, con el alcalde, Marcos Blanco, entre ellas, figuraba el pregonero, Francisco Alonso, que ostenta el título de 'Marqués de Castrelo de Miño'.
Éste recordó el nacimiento de la fiesta a partir de un módulo de animación sociocultural de una escuela taller desarrollada a finales de los años 80 del pasado siglo, 'un grupo de persoas que fixeron o milagro de transformar a vila nun espazo medieval'. Miles de personas (40.000 según los organizadores) llegaron durante la calurosa jornada para impregnarse del ambiente medieval con sus trajes y vestidos de época, si bien algunas de ellas acudieron sólo con el ánimo de beber y promover 'botellones' en grupos por distintos barrios de la localidad.
INTERCAMBIO
La mayoría de los puestos fijos de hostelería y ambulantes proporcionaban cualquier tipo de vianda que llevarse a la boca, manejando la moneda oficial, el maravedí, mientras una minoría de locales cobraban sobradamente en euros (un ejemplo: 1,25 euros por un café). Al respecto, la organización había puesto en circulación un total de 500.000 maravedís, y confiaba en mantener los 250.000 registrados en trueques (10 euros, 9 maravedís) de ediciones anteriores. Un intercambio monetario que se vió favorecido por el montaje de una feria de artesanía y un campamento medieval en la plaza de la Alameda. Ya sobrepasado el mediodía, se desarrolló en la Plaza Mayor el baile 'Donas e Cabaleiros', seguido de la celebración de la Boda Judía, que por vez primera cambió su tradicional ubicación en A Madalena por el atrio de la iglesia de A Oliveira.
Por la tarde, el campo de O Xestal acogió el torneo de caballeros, además de las habituales exhibiciones de cetrería, esgrima y tiro con arco en Santo Domingo, el Castillo y la Alameda. Una fiesta que transcurrió sin incidentes, 'xa que tódolos visistantes distinguíronse sobre todo polo ambiente cordial que se viviu e a súa implicación co evento', tal y como apuntó Miguel García, máximo responsable de la organización.
INTERCAMBIO
La mayoría de los puestos fijos de hostelería y ambulantes proporcionaban cualquier tipo de vianda que llevarse a la boca, manejando la moneda oficial, el maravedí, mientras una minoría de locales cobraban sobradamente en euros (un ejemplo: 1,25 euros por un café). Al respecto, la organización había puesto en circulación un total de 500.000 maravedís, y confiaba en mantener los 250.000 registrados en trueques (10 euros, 9 maravedís) de ediciones anteriores. Un intercambio monetario que se vió favorecido por el montaje de una feria de artesanía y un campamento medieval en la plaza de la Alameda. Ya sobrepasado el mediodía, se desarrolló en la Plaza Mayor el baile 'Donas e Cabaleiros', seguido de la celebración de la Boda Judía, que por vez primera cambió su tradicional ubicación en A Madalena por el atrio de la iglesia de A Oliveira.
Por la tarde, el campo de O Xestal acogió el torneo de caballeros, además de las habituales exhibiciones de cetrería, esgrima y tiro con arco en Santo Domingo, el Castillo y la Alameda. Una fiesta que transcurrió sin incidentes, 'xa que tódolos visistantes distinguíronse sobre todo polo ambiente cordial que se viviu e a súa implicación co evento', tal y como apuntó Miguel García, máximo responsable de la organización.
