Lorena Rodríguez: "Nos encanta Sande, nos gusta la paz y tranquilidad que nos da el pueblo a todos"

Lorena Rodríguez en Sande. (L.F.)
photo_camera Lorena Rodríguez en Sande. (L.F.)

Lorena Rodríguez González es ourensana, aunque reside en Bilbao

La familia y las amistades, pero también las sobremesas interminables, los paseos por las “adegas” de Mogos y por “O Castelo”, la fortaleza que se resiste a  dejar de presidir el paisaje de Sande hacen que, cada verano, la familia de Lorena Rodríguez González regrese a pasar unos días de vacaciones  al pueblo. Una tradición familiar que empezaron sus padres y que ella repite ahora con sus dos hijas, implicándose de manera activa en el día a día de la parroquia y organizando actividades lúdicas para los más pequeños.

Viene todos los veranos, a Sande, ¿por qué?

Porque vivían aquí mis abuelos, y ahora viven mis padres y mi hermano, y me gusta mucho estar aquí. Venimos todos los veranos, a las niñas les encanta. Todos los veranos de mi vida los he pasado en Sande, todos. Y ahora que somos mayores y tenemos hijos, también. 

¿Qué es lo que más les gusta?

La gente, el estar con la familia. Divertirse, aquí no hay horarios y las niñas tienen un montón de cosas: piscina, el trampolín… y la libertad de que pueden entrar y salir. Nos gusta la tranquilidad que nos da el pueblo a todos.

¿Las hacen coincidir con una fecha especial?

No, aquí las fiestas son en el Entroido y luego en septiembre, y a nosotros ya nos pilla con colegios y demás, así que no. Cuando nos coinciden vacaciones siempre, una semana, tenemos que pasar por el pueblo. También solemos irnos a otros sitios, combinando planes para las niñas y los mayores. Pero, con independencia del lugar donde vayamos de vacaciones, siempre acabamos en Sande. 

¿Ha cambiado mucho el pueblo desde que usted era pequeña?

Sí, mucho. Cuando yo era pequeña, salíamos en cuadrillas muy grandes y de muchas edades y ahora casi  no hay niños. Aunque sigue habiendo un grupo y hacen pandilla.

¿Cuál es su rincón favorito?

 Desde el balcón de mi habitación, que se ve todo Sande, esa paz y relax que da.

¿Se ha planteado, en algún momento, volver a Sande?

 A vivir definitivamente igual no, pero después de la jubilación, mucho tiene que cambiar la cosa… ¡Seguro que sí!

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