Por los molinos del Belelle, una ruta para conocer Neda

La ruta de hoy nos lleva por un tramo del sendero circular de Neda, el que nos descubre la fuerza con la que el río Belelle convirtió esta villa en un poderoso emporio al servicio de la Armada. Desde molinos, batanes, fábricas de papel, herrerías… El Belelle, con su abundante y torrencial caudal daba servicio a más de cuarenta instalaciones de este tipo. Una de ellas era la fábrica de velas que servía a la armada española desde el Pazo de Isabel II y que encontraremos, cerrada, en nuestro paseo. La Armada se verá beneficiada de muchas más actividades fabriles relacionadas con este río: los molinos convertían en harina los cereales que eran utilizados para la elaboración de las galletas con las que se alimentaba a los tripulantes de sus escuadras.

La ruta de los molinos nos llevará, río arriba, hasta la central eléctrica, que inició su andadura con el siglo XX, en 1901. En su entorno se mezclan las obras de ingeniería desarrolladas para su construcción, a finales del XIX, con una naturaleza exuberante, formada por la vegetación de ribera y algunas plantas y árboles ya centenarios, plantados en aquella época. Un esfuerzo más nos desvelará uno de los parajes más bellos de Galicia: la cascada de A Fervenza. El agua se precipita, literalmente, por un cortado vertical de más de 50 metros, lanzándose con una fuerza tal que ha moldeado la roca granítica tanto en la caída como en su base, formando pozas que se convierten en un singular jacuzzi natural.

Los molinos del Belelle y su agua, son la clave del éxito del pan de Neda. Su tradición se conserva con una veintena larga de hornos todavía activos. Y ya que estamos aquí, podemos comprar una bolsita de pimientos do Couto, tienen IXP y a diferencia de los de Herbón, no pican nunca.

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