La feria regresó a Ourense aunque en la cita del final del mes de agosto cuenta con más animación de clientes y bullicio entre las decenas de vendedores que intentan colocar su producto con originales reclamos aprovechando el final del verano

'¡Dos pares cinco euros, nena!'

Puestos de ropa en la Feria de Ourense. (Foto: MARTIÑO PINAL)
El calor pegajoso que se padeció en la mañana de ayer en la ciudad no fue obstáculo para los compradores y curiosos que se acercaron a los puestos que los feriantes colocaron en el paseo del Barbaña, tal y como sucede cada 7, 17 y 26 de cada mes.
Los comerciantes buscan captar la atención de posibles clientes de la forma más efectiva posible: unos optan por poner enormes carteles de los económicos precios a los que ofrecen su mercancía, mientras que los más 'clásicos' hacen constancia a los interesados de sus gangas al grito de '¡dos pares cinco euros, nena!'. Sorprende incluso cómo algunos feriantes recurren a la vía 'tecnológica' como método de reclamo, y pegan con cinta adhesiva al puesto un megáfono en el que graban un '¡camisetas a cuatro euros, sólo a cuatro euros, reina!'.

'¡Sírvanse ustedes mismas, revuelvan. Si no, no tienen gracia los saldos sin revolver!'. Esta frase, pronunciada por un vendedor de calzado deportivo de imitación rodeado de curiosas es el espejo de la situación que se desarrolla en este paseo. Y es que el barullo que se monta en los puestos con las mejores gangas es parte importante de la forma de ser de los mercadillos. Este es el caso de una pequeña mesa llena de biquinis, que con un cartel que rezaba '5 euros', estuvo durante un rato largo saturada de ávidas clientas que revolvieron una y otra vez los mencionados bañadores.

Entre el gentío, se intuía con claridad quién era turista y quién no. Cerca del puente del Barbaña, un autobús esperaba a una excursión de madrileños. Entre sus conversaciones, se entendía un debate entre amigos acerca de si se debía o no habilitar un 'supermercado' para este tipo de puestos.

Además, en medio de los puestos, que mayoritariamente ofrecen prendas de ropa, jóvenes africanos ofrecían los últimos estrenos de cine y los discos más vendidos, así como imitaciones de bolsos de marca. El 'top manta' se cuela en medio del mercadillo para sacar algo de tajada.

Sol ,lluvia, frío, calor... Las distintas inclemencias ambientales que tienen que soportar los feriantes para buscar ese dinero con el que ayudar a su familia a salir adelante no facilitan este trabajo.

La carretera también es parte de su vida, ya que deben estar pendientes de dónde es día de feria. Esta es la realidad cotidiana de unos comerciantes que viven más allá de los centros comerciales.

El próximo 7, ya en pleno septiembre, volverán a Ourense y el Barbaña volverá a animarse.

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