¿Qué hay en Barbadás que sea digno de ver? Pues varias cosas, por si no lo saben, así que guárdense la tarde que vamos de excursión.
Parada con pincho
Planes periféricos de un jueves
Hoy nos alejamos un poco de la ciudad para ir a parar a Barbadás (como los hobbits, no saldremos de la comarca a menos que sea totalmente necesario). ¿Qué hay en Barbadás que sea digno de ver? Pues varias cosas, por si no lo saben, así que guárdense la tarde que vamos de excursión.
Lo más llamativo es el “Tangaraño”, uno de esos símbolos tan gallegos, tan míticos, que es una vergüenza no conocer. Está en San Lorenzo de Piñor, en el Monte de San Benito de Cova de Lobo. El paseo es bastante agradable (quizá algo agreste, llévense calzado cómodo y pantalones remangables) y una vez llegados, pueden poner fin a muchas lacras de su vida: dicen que las aguas del regato que hay bajo la roca curan verrugas, bocio, tumores, heridas variadas y raquitismo, vamos, que parece que lo único que no cura es la estupidez, bendito sea san Benito.
Y al propio san Benito está dedicada la ermita de al lado, que tampoco se deben perder: muy pequeña, muy 
rural, muy coqueta y, sobre todo, muy bien situada: desde allí, a modo de mirador, se contempla perfectamente todo el valle y la ciudad.
Así que han paseado, se han curado todo lo curable (si la estupidez se les resiste, lean más: es mano de santo), han visitado la ermita, han admirado las vistas… todo muy medieval y muy campestre. Vuelvan, entonces, a la era moderna y al mundo urbanita para asistir a una buena sesión de cine: a las diez, en el parque de la Solaina, proyectan la película “A esmorga”. Gratis. Y con la participación del director: ¿no les parece de lo más chic? Si tienen hambre seguro que en la Bocatería Jovi les hacen un buen bocata. Disfruten de su día en Barbadás.
Mira Ourense
El bello durmiente
No sé si leyeron un “Mira Ourense” de hace algunas semanas en las que expresaba mi desconcierto por la ausencia de gente usando los parques para lo que son: tirarse a la bartola. Pero como en el Jardín del Posío todo es más bonito e imaginativo que en el resto de los parques (las palomas ponen huevos, los niños pequeños encuentran diversión lejos de las pantallas, los pavos reales son como serpientes de Voldemort…) ha sido aquí donde, por fin, he visto a una persona usando un parque para dormir. En concreto un banco del parque. A golpe de cuatro de la tarde, con todo el caloraco encima. Y el buen hombre dormido como un bendito. Me acerqué un poco a investigar y no iba especialmente desastrado, quiero decir, no parecía un homeless: su camisita, su reloj… ¿Sería un ciudadano trabajador que paga sus impuestos como el mejor de ustedes y decidió echarse una siesta al aire libre?, ¿o sería un homeless aseado? ¿O ninguno de los anteriores? La vida es un misterio en el Jardín del Posío.
Dulce Hogar
Imprescindibles(II)
Como les avisaba ayer, hoy va de lucha. “Rocky”: Oscar a la mejor película 1976. Durante mucho tiempo pensé – ignorante de mí – que ésta era una cinta de argumento inexistente, diálogos torpes y Stallone interpretando a un tipo duro sin matices. Hasta que me decidí a verla y qué barbaridad: un argumento sólido que lleva la historia sin un solo momento de bajón, diálogos llenos de sutileza y ritmo y Stallone dando vida a un tipo tan gañán y tierno que, por momentos, arranca lagrimita de emoción.
Así que de Rocky me gustó todo pero, puesta a elegir, destaco guión y música.
El guión es del propio Stallone. A una, enclenque rata de biblioteca, le asombra que los músculos permitan escribir. Pero si, además, permiten escribir tan bien como para crear un guión nominado al Oscar, el asombro se acerca a la envidia.
En cuanto a la banda sonora, no es sólo que el tema principal sea un temazo. Es que ya antes de que se oiga el Gonna Fly Now en todo su esplendor (en ese espectacular entrenamiento final que culmina con el “baile” de Rocky en la escalera del Museo de Arte de Filadelfia), la película va dosificando el tema – dos acordes de piano aquí, uno allí – para subrayar momentos de sutil intensidad. Pero con mucha discreción, solo preparándote para la emoción de ese tercer acto que es el combate. Vaya maestría...
Resumiendo: vayan corriendo a buscarla y, cuando la tengan, sílbense la musiquita y márquense el baile en lo alto de las escaleras de la Biblioteca: esta peli es un triunfo.
