Entre los muchos libros escritos por don Marcelo Macías elegí este por el interés que lo expuesto en él sigue teniendo para el ciudadano del siglo XXI. En sus “Elementos de Literatura Preceptiva“, don Marcelo escribe sobre lo sublime, lo bello, lo cómico, lo ridículo, del buen gusto, de la elegancia del lenguaje, la métrica, la oratoria y las cualidades del buen orador.
Don Marcelo advierte que su libro está escrito para sus alumnos de Segunda Enseñanza y para los que son “ayunos en materias literarias“. A estos últimos les aconseja leer esto que escribe en la página 9. “El alma humana, no solo ha menester de la verdad que ilustra la inteligencia y del bien que santifica la voluntad, sino también de la belleza que robustece, dilata y dulcifica el sentimiento. No basta pensar algo, es preciso sentir hondo. Por muy enriquecida que se halle la inteligencia, no habría cultura verdadera sin la delicadeza y elevación de sentimientos que trae consigo el cultivo de la belleza artística y que se traduce en suavidad de costumbres y en bondad de corazón”.
En cuanto a la oratoria don Marcelo considera que un buen orador debe tener cualidades físicas que incluyen: buena presencia, buena voz y buena pronunciación. “El orador deberá presentarse sin arrogancia, ni encogimiento y con naturalidad en la posición del cuerpo y la cabeza. La voz deberá ser vigorosa y extensa , de timbre agradable , rica y flexible en sus modulaciones. La pronunciación debe ser clara, distinta y adecuada”. En cuanto al gusto, el autor opina que:”La variedad de gustos proviene de la diversidad de aficiones y aptitudes de los hombres “.
En 350 páginas don Marcelo da respuesta a preguntas como qué es el buen y el mal gusto, de la importancia de la Literatura y sus diversos géneros. Lo dicho, un libro que, a pesar del tiempo transcurrido, dos siglos después su lectura enseña y deleita.
(Fuente : Biblioteca Diputación).
Don Marcelo
Sus biógrafos consideran a don Marcelo orador, escritor, e investigador. Nacido en 1843 en Astorga y después de recorrer diversas ciudades del país, llega a Ourense para ocupar la cátedra de Literatura Preceptiva en el Instituto. Aquí se afianza de manera que llega a ser nombrado hijo adoptivo. Dirigió la Escuela de Artes y Oficios y la Comisión Provincial de Monumentos. Escribió numerosos libros, algunos sobre temas ourensanos y, sobre todo, fue el modelo a seguir por varias generaciones de historiadores e investigadores locales.
