Miles de personas participaron en la Romería, que concluyó con una fiesta junto a las Torres del Oeste

Los Vikingos volvieron a Catoira

Un vikingo bebe un buen trago de vino antes de enfrentarse a la población de Catoira para conquistar las Torres del Oeste. (Foto: Salvador Sas)
Los vikingos no escarmientan. Un año más, volvieron a intentar la invasión de Catoira. Al final, y ante la resistencia de la población, las huestes bárbaras se confundieron con las autóctonas y celebraron una comida de confraternización.
El buen tiempo acompañó a la celebración de esta romería, una de las más singulares que se celebran en España y cuya fama llevó incluso a hermanarse al municipio de Catoira, donde se celebra, con una villa nórdica. Los nuevos vikingos (con rasgos y acento gallegos, pero ataviados con ropajes antiguos y cascos con cuernos) llegaron puntualmente a las 13.000 horas a bordo de los Drakkar, que remontaron el río Ulla para desembarcar en los lugares ya prefijados junto a las Torres del Oeste, conjunto de la época medieval que fue levantado por orden del Arzobispo Xelmírez, señor de esas tierras.

Fue entonces cuando el júbilo entre las miles de personas que asistían a este nuevo intento de invasión se desató. Tras una incruenta lucha entre vikingos y gallegos, los de tierra adentro pudieron cantar victoria, momento en el que empezó a correr el vino entre toda la población.

La romería vikinga contó este año con un asistente muy especial: el ministro de Fomento, José Blanco, que no quiso perderse esta fiesta y acudió a la zona a primeras horas de la mañana.

Blanco aprovechó su presencia en Catoira para referirse a una eventual paralización del proyecto de tren de alta velo cidad (AVE) que conectaría Portugal con Galicia. El ministro apeló al consenso político para que esta infraestructura salga adelante y manifestó su deseo de que el anuncio de paralización anunciado por las autoridades portuguesas se deba a un planteamiento de la campaña electoral en la que está inmerso el país vecino. Para Blanco, este AVE es fundamental para la cohesión de Portugal con España y Europa.

La Romería Vikinga se creó hace 49 años por un grupo de intelectuales que con esta iniciativa quería rememorar el papel jugado por Catoira en la defensa de Galicia frente a los piratas normandos y sarracenos en busca del tesoro de la Iglesia Compostelana, que había ganado fama y riqueza gracias al Camino de Santiago.

La jornada continuó tras la dramatización del desembarco vikingo y la defensa de las Torres del Oeste con un espectáculo medieval, Zancalino, al que siguió una comida campestre. Por la tarde actuaron varios grupos folclóricos en las Torres. La romería finalizó con una verbena popular en la Alameda del Concello.

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