Este es el reconocimiento a la dedicación de todo un equipo a ofrecer una gastronomía cuidada y un buen servicio”, comenta Gabriel Conde-Corbal, propietario del Portovello que en diciembre cumple una década desde su apertura y que acaba de recibir un Solete. Un local que “el propio tiempo y los clientes fueron definiendo hasta llegar a lo que somos hoy”.
De la cocina del Portovello sale una amplia variedad de propuestas que tienen una gran aceptación. Tanto en la carta fija, como la variable que va cambiando según la temporada, pero en ambas reina la misma premisa: “utilizar productos de cercanía para elaborar platos de siempre, con un toque muy personal, priorizando la sostenibilidad, y en los que la cocina a baja temperatura es uno de nuestros secretos”.
En la carta fija destacan los raviolis de pasta fresca rellenos de mariscos en salsa de mango y manzana o el carpaccio de pulpo con crema de patatas y queso San Simón. Para la temporada que iniciamos, ganan presencia los potajes, las setas o las verduras de otoño. Como sobremesa, su Arzúa Ulloa CheeseCake o la bica blanca convertida en torrija ponen el toque más dulce. Además, muchas de sus propuestas son aptas para celíacos y veganos.
