Es imposible explicar qué le está pasado al COB. Un equipo que va a paliza por partido cada vez que coge el autobús desde hace mes y medio y que a la vez juega el viernes para acabar la primera vuelta en puestos de play off de ascenso.
La primera mitad de la liga terminará, pase lo que pase contra el potente Valladolid, haciendo el COB los números esperados. Ganando a todos los equipos de su liga por la permanencia y perdiendo contra los candidatos al ascenso. En el debe, la derrota ante el Melilla en el Pazo. En el haber, la conseguida ante el Alicante. Todo lo demás, ajustado a pronóstico.
El problema del COB no son resultados, son las sensaciones y la imagen lejos de Ourense. Y eso no se ve en la clasificación, pero también es importante. Esta plantilla parece tener nivel suficiente para asegurar la permanencia y cumplir con el objetivo del club, pero si lo tiene para algo más sería grave no intentarlo. La nota a la temporada se la pondrá el puesto, pero el Pazo lo juzgará por lo cerca que esté de su máximo. Si puede dar más tendrá que hacerlo y fuera de casa queda claro que el margen de mejora es enorme.
Si la clave está en el nivel de los entrenamientos, alguien deberá explicar porque no se aprovechan a los jugadores que tiene el Bosco. Si el motivo es encontrar alternativas a las continuas bajas de Justin Turner tendrá que ser sustituido o traer otro jugador que lo releve cuando no esté y que a la vez lo complemente. Sea lo que sea, está claro que el COB puede dar más, aunque eso no implicase haber ganado en Burgos, Lleida, Coruña o Madrid. Nadie se lo pide y la clasificación sería misma, pero la ilusión de la grada sería otra.
Igual de grave es el “nada vale” que el “vale todo”. Ni una cosa ni la otra. Este COB tiene muchas cosas buenas para disfrutar con todo lo que queda de temporada, pero tampoco se puede seguir sufriendo estos zarandeos y confiar en que se olviden o se solucionen solo viendo pasar los días. Tranquilidad sí. Criterio y decisión también.
